La campaña electoral vasca avanza con los principales candidatos preocupados en "no meter la pata". Lo reconoció sin rodeos un dirigente socialista seguro de que ni Patxi López (PSE) ni Juan José Ibarretxe (PNV) quieren hacerse responsables de una crispación que sería poco digerible para los ciudadanos, ahora bastante más preocupados por la salud de su economía que por presenciar artificiosas batallas.

Ya antes de que se iniciara la campaña, los dos partidos con más posibilidades de competir por la presidencia del Gobierno vasco, PNV y PSE, confesaban que la importancia podía estar más en no cometer errores que en acertar de pleno con su discurso. Ahora, metidos ya en harina, se muestran decididos a utilizar con riguroso cálculo las críticas al adversario mientras desgranan promesas.

Descartados los debates a dos, porque el PNV ha exigido la presencia del PP y los socialistas la han rechazado, los contendientes han asumido que la primera semana discurra por un comedido "aburrimiento". Esperan que el panorama se "anime", sin pasarse, a medida que se acerque el final de la campaña para movilizar a ese 22% de indecisos, cuyo apoyo codician ambos.

Así, el secretario general de los socialistas vizcaínos y número dos de la lista del PSE por Vizcaya, José Antonio Pastor, prometió ayer la construcción de tres nuevos hospitales e incorporar 1.800 nuevos médicos a la sanidad. Y el lendakari, como ayer tocaba hablar de juventud, se comprometió a ayudar a los jóvenes en su proyecto de emancipación anunciando el alquiler de viviendas sociales de uso compartido y 30.000 pisos de VPO.

NOTA DISCORDANTE La nota estridente la puso el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, que para expresar su incapacidad de imaginarse un triunfo socialista llegó a decir que es tan "difícil" que López llegue a convertirse en lendakari como "ver a un cerdo volando".