El futuro Gobierno de Navarra está dando muchos quebraderos de cabeza al PSOE. Con unas elecciones legislativas en el horizonte y a cuatro días de un debate de la nación crucial para José Luis Rodríguez Zapatero, buena parte de la dirección de Ferraz teme los daños colaterales de un pacto con Nafarroa Bai. Los socialistas navarros, molestos con lo que ven una injerencia de Madrid, echan el resto para cerrar un acuerdo con los soberanistas en el que creen jugarse su supervivencia. Para vencer las presiones del PSOE, intentan arrancar a Na-Bai un compromiso escrito que aparque cualquier reivindicación territorial durante la legislatura.

El último comité regional mostró que no hay fisuras en la apuesta del PSN por gobernar la comunidad foral. Un abrumador 95% apoyó continuar las conversaciones con Nafarroa Bai, informa Joana Pernaut. Y aprobó tomarse el tiempo necesario para disipar las dudas de la opinión pública y las que anidan en el propio partido.

ARDUA TAREA La ardua tarea de Fernando Puras (PSN) consiste en convencer a Patxi Zabaleta (Na-Bai) para que renuncie a promover medidas soberanistas en la legislatura y ponga ese compromiso por escrito. Con ese pacto pretende persuadir a la dirección federal del PSOE de que estarán "garantizados cuatro años de Gobierno en Navarra sin ningún riesgo", según un responsable socialista. El Estatuto navarro, el órgano común con el País Vasco y la ley del euskera son las tres líneas rojas del PSN. De llegar a un acuerdo, Na-Bai tendría que renunciar a tres de los pilares de su programa en la pasada campaña electoral.

El pacto debe clarificar "lo que no se va a hacer en la legislatura", explican fuentes del PSN, y dejar definidas "las coincidencias programáticas" entre las dos fuerzas progresistas. La sanidad y la educación son los hilos con los que pretenden tejer su programa de legislatura. Un proyecto con ambición de "progreso" suficiente para convencer a las bases de Na-Bai de que sus renuncias merecen la pena.

Pese al debate interno que esta negociación suscita en el seno de la dirección federal del PSOE, "todos a una" apoyarán el pacto con Na-Bai si llega a concretarse, según fuentes de la ejecutiva socialista. Lo harán, por supuesto, una vez lo hayan bendecido José Luis Rodríguez Zapatero y José Blanco, que solo lo suscribirán si el contenido minimiza los daños electorales que vaticinan buena parte de los socialistas.

PREVENCION Las reuniones en las que se ha tratado esta cuestión --tanto de la ejecutiva como del comité federal-- han evidenciado una preocupación general por el coste que tenga el acuerdo navarro en las elecciones generales. Manuel Chaves, Alfredo Pérez Rubalcaba o Carmeli Hermosín han expresado su prevención hacia el pacto, aunque sin cerrarse en banda como hacen Juan Fernando López Aguilar, José Bono, Alvaro Cuesta o Juan Carlos Rodríguez Ibarra. En el otro lado de la balanza se sitúan José Montilla, Patxi López, Jesús Caldera y Leire Pajín, que abogan por respetar el deseo de "cambio" expresado por los navarros y defienden que el "coste de la operación" para el PSOE ya está pagado.

Sea cual sea el final de esta historia, el suspense está servido hasta después del debate del estado de la nación que protagonizará Zapatero la próxima semana. El PP considera Navarra parte del proceso de paz y mantiene que cualquier gobierno que no presida UPN es una "concesión" a los terroristas. Mariano Rajoy no dudará en afear a Zapatero la negociación con Na-Bai, pese a haber prometido unidad al Gobierno tras la ruptura de la tregua de ETA.