La polémica nota de los obispos va camino de convertirse en el mejor mensaje de campaña del PSOE. Ni la retransmisión pública del duelo en Madrid entre Esperanza Aguirre y Alberto RuizGallardón, ni el anuncio de un aumento de las pensiones, ni por supuesto la controvertida devolución de 400 euros en la declaración de la renta pueden compararse con la publicidad que la Conferencia Episcopal le ha regalado al presidente y candidato del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Lo saben los estrategas socialistas, que van a intentar sacar el máximo rédito posible de las críticas de la Conferencia Episcopal, pero tampoco se le escapa al líder del PP, Mariano Rajoy, que ha pedido a los suyos que no se distraigan con una nota que puede acabar dando a Zapatero esos votos del centro y la izquierda tan poco fieles como decisivos.

En este escenario, el PSOE insiste tanto en su optimismo económico como sobre todo en su enfado con los obispos. El secretario de organización, José Blanco, advirtió ayer a la Conferencia Episcopal de que ha llegado el momento de pasar "de las palabras a los hechos". Con una ambigüedad más que calculada, atacó a la Iglesia donde más le duele: la financiación. "La jerarquía eclesiástica viene diciendo hace mucho tiempo que hay que caminar hacia la autofinanciación, pues deberemos dar pasos definitivos", amenazó.

LAS CONCESIONES A ROUCO ¿Significa eso modificar el Concordato con la Santa Sede? "No", asegura Blanco. ¿Dejar sin privilegios económicos a la Iglesia católica? Ya se verá. El dirigente socialista fue tan contundente en su órdago a los obispos como impreciso en su concreción. Insistió en que "nada será igual" después del 9-M si gana Zapatero, pero no quiso dar ningún detalle que pueda comprometerle más de lo necesario.

Fuentes socialistas argumentan que lo que dan por seguro es que se acabaron los privilegios que se otorgaba a la jerarquía eclesiástica. Citan como ejemplo el hecho de que el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, oficiase los funerales de las víctimas del terrorismo.

Mientras, Rajoy intenta rebajar la polémica creada por los obispos. Aunque los prelados quisiesen hacerle un favor, él se esfuerza en dar por amortizada la nota. En un acto en Algeciras, ayer, reiteró que si Zapatero "quiere pelearse con los obispos es su problema".

El sistema de financiación de la Iglesia es obra de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y antonio Cañizares, vicepresidente de la Conferencia Episcopal. Ambas partes sellaron en septiembre del 2006 un pacto por el que el Ejecutivo aumentó su aportación, pese a que varios ministros habían abogado antes por reducirla de manera drástica.