Si el PSC elige a sus socios, como proclama José Montilla, el PSOE hace lo propio con los suyos. A través de su número dos, José Blanco, el PSOE dio ayer una contundente respuesta a Pasqual Maragall, que el domingo advirtió a José Luis Rodríguez Zapatero de que sería un "fraude histórico" que pactase con CiU en el Congreso a costa de dinamitar el tripartito. Blanco recogió el guante y replicó al presidente de la Generalitat catalana que entre sus facultades no está la de imponer alianzas al Ejecutivo socialista.

Como portavoz de la comisión ejecutiva del PSOE, reunida ayer en Madrid, Blanco apeló al "respeto" --entre instituciones y entre dos partidos federados, aunque autónomos-- para rebajar la tensión con el PSC, evidenciada por las quejas que Maragall formuló el domingo ante Zapatero en la reunión del consejo nacional de los socialistas catalanes. Lamentos que reflejaban el malestar del president por la insistencia con que el PSOE cuestiona su figura como candidato del PSC y aboga por un adelanto electoral en Cataluña.

En boca del secretario de organización del PSOE, sin embargo, el término "respeto" adquirió el sentido de no injerencia, sobre todo cuando recordó a Maragall que "no tiene la capacidad de decidir sobre el Gobierno de España". "Tiene la capacidad de opinar, de la misma forma que yo no tengo la capacidad de decidir sobre el Ejecutivo de Cataluña y le corresponde hacerlo a Maragall", subrayó Blanco. El dirigente socialista defendió el espíritu "incluyente" del PSOE, que aspira a contar con CiU sin romper con ERC ni IU-ICV, y desvinculó las alianzas en el Congreso de la continuidad del tripartito catalán.

Pese a los roces que afloraron públicamente en el consejo nacional del domingo, el secretario de organización de los socialistas catalanes, José Zaragoza, resaltó ayer la "complicidad, proximidad y coincidencia política" del PSC con Zapatero y con la cúpula del PSOE.

MALESTAR Con estas palabras puso voz al malestar detectado entre los propios socialistas catalanes por la intervención de Maragall ante Zapatero, que muchos juzgaron inoportuna. Porque, según las fuentes consultadas, el acto del domingo no estaba concebido como un memorial de agravios, sino como un homenaje al líder del PSOE por haber sacado adelante el Estatuto catalán a pesar del acoso del PP, el desgaste electoral sufrido y la incomodidad de una parte de su propio partido.

A esos sectores críticos se dirigió ayer Zapatero en la reunión de la ejecutiva. El presidente pidió a los barones del partido que no hagan el juego al PP y defiendan en España que el nuevo Estatuto catalán, amén de constitucional, preserva la solidaridad interterritorial y la igualdad.

EL "ERROR" DE IRAK Aparte del andaluz Manuel Chaves, el extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra era el único barón presente en la reunión. A la salida, Blanco garantizó que el PP no frenará la agenda de reformas del PSOE, y equiparó el "error" de José María Aznar al apoyar la guerra de Irak al cometido por Mariano Rajoy con su rechazo al Estatut.