En política, cinco meses son una eternidad. Y, si no, que se lo pregunten al portavoz del PNV, Josu Erkoreka, que en este tiempo ha pasado de preguntar "¿Quo vadis, Zapatero? ¿Adónde va usted y con quién, señor presidente?", en el debate del Estado de la nación, a apoyar los presupuestos del Gobierno, junto a Coalición Canaria (CC). Eso sí, a cambio de contrapartidas.

En efecto, el PSOE ha optado por el centro-derecha, pagando el precio en forma de beneficios para Euskadi y Canarias. A cambio, según argumentan fuentes socialistas, el Gobierno consigue aire y centralidad. Aire en forma de estabilidad y mayoría parlamentaria garantizada, frente a la imagen de soledad política e improvisación ofrecida en las últimas semanas, en especial con la subida de impuestos. Y centralidad porque, según explican en el PSOE, el apoyo del PNV ofrece un caché de moderación y cumplimiento del pacto, frente a los recelos que generan otros grupos a los socialistas.

El peaje de los nacionalistas, desalojados del Gobierno vasco por el pacto PSE-PP hace escasos meses, ha sido elevado y triple: garantías de que se blindará el concierto económico vasco, compromiso de que la Hacienda estatal pagará a la Diputación de Alava 450 millones de euros con motivo de un largo contencioso fiscal y presencia directa del PNV en la negociación del traspaso de las políticas activas de empleo a Euskadi.

Por su parte, CC afirma haber obtenido 1.000 millones de euros en inversiones para su comunidad. Los partidos de izquierdas reprocharon ayer al PSOE que se aleje de las políticas progresistas.