El preocupante rebrote de la violencia callejera en el País Vasco no merma las esperanzas de paz de los socialistas. El portavoz del PSOE en el Congreso, Diego López-Garrido, aseguró ayer que su formación trabaja "incansablemente" para que el alto el fuego de ETA sea definitivo, aunque puntualizó que la kale borroka "sobra" y que echa de menos que Batasuna condene los últimos episodios vandálicos.

El PP optó por el discurso apocalíptico y advirtió de que la violencia crecerá "en la medida que ETA-Batasuna perciba que el Gobierno la acepta como elemento de presión" para condicionar las conversaciones con la cúpula terrorista. El líder del Partido Popular andaluz, Javier Arenas, definió el teoremade su formación sobre la política antiterrorista: "Lo progresista y lo que es defender la libertad no es negociar con la banda ETA, sino mandar a todos los terroristas a la cárcel".

No lo ve así el portavoz del PSE en el Parlamento vasco, José Antonio Pastor, que ayer insistió en que Euskadi se encuentra "ante la mejor oportunidad" para alcanzar la paz, a pesar de que el conflicto vasco atraviesa "un momento de dificultad" que, a su entender, es "superable". Para ello, recordó a los nacionalistas que lo importante es lograr la paz y les pidió que aplacen los objetivos "partidistas".