Es de dominio público que una de las debilidades de José Luis Rodríguez Zapatero es su gran afición por el Barça. Quizás por ello, el acuerdo alcanzado entre Josep Guardiola y Joan Laporta para cerrar el debate sobre su continuidad en el club parece haber inspirado a algunos dirigentes del PSOE en pos de acabar con el mal de cabeza en que se ha convertido el culebrón sobre si se presentará a la reelección en el 2012.

Conceptualmente, la vía que se propone es idéntica a la que ha utilizado el entrenador barcelonista. Es decir, un punto intermedio entre los intereses de ambas partes que, por el bien común, acabe con las especulaciones. En el caso del FC Barcelona, Guardiola se comprometió a renovar la próxima temporada si el presidente que salga de las elecciones de este año así se lo pide. Lo que trasladado al PSOE consistiría en que Zapatero anunciase ahora que seguirá al frente de la nave en el caso de que su partido así se lo pida en el 2012. Con esta alternativa, opinan sus promotores, se cerraría hasta dentro de dos años un debate que, no solo no remite, sino que aumenta. Lo que puede acabar creando, según estas fuentes, una falsa percepción de cambio de ciclo en el partido que favorezca al PP en su estrategia de consolidar la opción de un cambio de ciclo en el Gobierno.

TEMA APARCADO El problema es que el jefe del Ejecutivo se ha cerrado en banda a pronunciarse sobre su futuro. El pasado martes lanzó un aviso para navegantes, de cara al comité federal de este sábado, al subrayar que en estos momentos hay temas mucho más importantes en la agenda gubernamental, lo que por "sentido de la responsabilidad" aconseja aparcar el debate sucesorio. Zapatero quiere centrar el cónclave, el máximo órgano del partido entre congresos, en las reformas económicas que va a impulsar el Ejecutivo.