El presidente del Parlamento catalán, Ernest Benach, y su ya conocidísimo coche oficial se han convertido en munición para la guerra política diaria entre el Gobierno y el PP en Madrid. Ambos abrieron ayer la veda a un debate sobre la austeridad de las administraciones públicas en tiempos de crisis, y se arrojaron ejemplos más o menos reales de despilfarro.

Abrió fuego en el Congreso la portavoz popular, Soraya Sáenz de Santamaría, que tiene por costumbre usar alguna polémica autonómica reciente en sus ataques en la sesión de control al Gobierno. Ayer le tocó a Benach y también al consejero catalán de Interior, Joan Saura. Sáenz de Santamaría se preguntó si ante el aumento del paro el Gobierno ve razonable que existan "coches que se tuneen con 10.000 euros" y también recuperó el caso del diseño zen de la sede de Interior de la Generalitat.

GESTION EN VALENCIA Y MADRID En la réplica, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, no se refirió a estos casos concretos, pero, como también viene siendo habitual en estos duelos dialécticos parlamentarios, contraatacó criticando la gestión económica del PP en las comunidades de Valencia y Madrid. En esta última, alegó la vicepresidenta, al Gobierno autonómico se le ha acabado el dinero incluso para el servicio de recogida de basuras.

Minutos más tarde, una intervención del PP ante el ministro de Industria para abordar la crisis del sector del automóvil se convirtió en un nuevo intercambio de críticas sobre los coches oficiales. El diputado del PP Javier Jorge Guerra afirmó: "Dígale a su amigo el señor Pérez Touriño presidente de la Xunta de Galicia que con la que cae, comprar Audis de 450.000 euros es obsceno". El ministro no se quedó atrás y espetó: "Ya que le preocupan los vehículos de los altos cargos, pregúntele al señor Gallardón el alcalde de Madrid, del PP lo que le ha costado el que se ha comprado".

Ayer, el número dos del PSOE, José Blanco, dirigente habituado a las frases de trazo grueso respecto a sus adversarios políticos, afirmó, en cambio, que ve cierta "demagogia" en las críticas a Benach y alegó que los cargos públicos desgraciadamente tienen que llevar coches blindados.

En declaraciones a Tele 5, Blanco negó otra de las denuncias del PP en los últimos días, según la cual el presidente de la Xunta de Galicia, el socialista Emilio Pérez Touriño, se haya gastado dos millones de euros en reformar su despacho. Se trata de una reforma de tres plantas del edificio de presidencia y se hizo en el 2005, argumentó el vicesecretario general del PSOE.

CAROD SALE A ESCENA Sobre Benach terció ayer por primera vez su correligionario en ERC y vicepresidente de la Generalitat catalana, Josep Lluís Carod-Rovira. En su blog, le defiende en la polémica del coche oficial, de la que culpa a la "debilidad nacional" y a la falta de sentido de Estado de "la clase política, empresarial y periodística".