Cuando supo que su conferencia autonómica para preparar las elecciones de mayo iba a coincidir con la marcha convocada por Podemos en Madrid, la dirección del PSOE asumió que, por muy bien que saliese la primera jornada del encuentro, por muy interesantes que fueran los discursos que se pronunciaran en él, la cita iba a quedar eclipsada por la exhibición de fuerza del partido de Pablo Iglesias. Los socialistas, que hasta ahora no han dado con una fórmula estable para combatir la irrupción del nuevo fenómeno político, evitaron ayer citarlo por su nombre, y casi siempre lo consiguieron, pero este sobrevoló durante toda la cumbre, en la que lanzaron dos mensajes fundamentales. El primero, hacia fuera: el PSOE, sostuvieron sus dirigentes, es un partido con experiencia y soluciones "realistas", que no solo "denuncia", sino que también "propone". El segundo, hacia dentro, consistió en escenificar una imagen de unidad en torno a su líder, Pedro Sánchez, contestado en las últimas semanas.

Con la andaluza Susana Díaz ausente por una gripe, el primer día de la conferencia, que hoy clausurará el secretario general, tuvo como plato fuerte el discurso de Javier Fernández, presidente de Asturias, una comunidad que el PSOE pone como referencia en políticas sociales frente a las gobernadas por la derecha. Fernández, una de las figuras más respetadas en el partido, pidió a los socialistas que combatan el "miedo" que tanto el PP como Podemos intentan insuflar. Los primeros, señaló, retratan al PSOE como una organización «radicalizada». Los segundos, como una "conservadora". A su juicio, existe una confluencia de intereses entre Mariano Rajoy e Iglesias: el primero fomenta el protagonismo del segundo, a través de sus medios afines, en su propio beneficio. "La estrategia está clara -sostuvo-. Mucha coleta en televisión para fragmentar el centro izquierda y después presentarse como la única fuerza política capaz de parar aquello que nos atemoriza".

Hubo más. El valenciano Ximo Puig: "No se trata solo de gritar, sino de dar soluciones". El extremeño Guillermo Fernández Vara: "Este país necesita menos gritos y más ideas". Y así, muchos otros líderes territoriales, que se movieron en una suerte de equidistancia entre el PP y Podemos, designando al primer partido como su "principal adversario" pero atacando por igual al segundo.

LA AUSENCIA

La cita también sirvió para exhibir cierto cierre de filas en torno a Sánchez, algo que quería subrayar la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, cuyo adelanto electoral para el 22 de marzo ha provocado una lluvia de especulaciones sobre su presunta intención de desplazar después al secretario general y convertirse en candidata a la Moncloa. Aunque entendían la ausencia de Díaz, que está embarazada, muchos lamentaron que no participase en el encuentro. En cualquier caso, los candidatos autonómicos insisten en que el ruido interno no les conviene. Pero resulta difícil de acallar. El castellano-manchego Emiliano García-Page, por ejemplo, dijo que había "unidad" en torno a Sánchez, sí, pero que esta era "crítica".