La ley que debe reparar los agravios sufridos por cientos de miles de españoles pasó ayer el primer trámite en el Congreso por los pelos. Solo la apoyó el PSOE. Fue una promesa electoral que José Luis Rodríguez Zapatero reafirmó en su investidura y que había alimentado desde la oposición. Pero todos los socios del Gobierno se sintieron decepcionados. Y el PP se enrocó en que va a falsificar la historia. Las apelaciones a la "concordia" de María Teresa Fernández de la Vega y su promesa de saldar las injusticias pasadas no convencieron ni a unos ni a otros.

Por eso los que presentaron enmienda de totalidad --PP, ERC e IU-ICV-- se limitaron a votar su texto. Los vetos de la izquierda cosecharon el apoyo del BNG, EA y Nafarroa Bai, la abstención del PNV y el no de CiU. Estos últimos advirtieron de que solo apoyarán la ley si incluye la revisión de los juicios sumarísimos de la guerra civil y la dictadura.

LA REPARACION La vicepresidenta insistió en que el proyecto reconoce a "los que sufrieron la injusticia y el dolor" de la guerra y el franquismo y restituye "su honor y su dignidad". Y la definió como una "herencia del espíritu de la transición". La fórmula propuesta para ello es el derecho a que cada víctima o sus familiares consigan una declaración en el BOE que reconozca las injusticias infligidas. De la Vega dijo que así se proclamará tanto "su inocencia" como el "sufrimiento" que padecieron.

La propuesta del Gobierno, subrayó, "va más allá" de lo que piden sus socios, porque no se limita a los sentenciados, sino también a los ejecutados sin juicio. De la Vega defiende que así se paga "la deuda contraída con las generaciones futuras".

El PP no fue moderado en su rechazo. A Manuel Atencia le pareció "un torpedo en la línea de flotación de la transición, un proyecto falsario e hipócrita y un intento de remover el barro". Cuando José Andrés Torres Mora (PSOE) subió a la tribuna, recordó al partido de Mariano Rajoy que unos recibieron "honras fúnebres" y otros "fueron arrojados a fosas comunes". "El único barro que las víctimas quieren remover es el que cubre los huesos de sus familiares", espetó.

Los que esperaban más, ERC e IU-ICV, confesaron que comparten con las asociaciones de víctimas una "amarga decepción". El republicano Joan Tard admitió haber pecado de "cándido" y acusó al Gobierno de sucumbir ante "los sectores más reaccionarios". Tard habló de "indignación" por que no se proponga la nulidad de los consejos de guerra y los juicios.

EL LEGADO DEL ABUELO Fue el momento en que acusó a Zapatero de "no haber asumido íntegramente el testamento de su abuelo", el capitán republicano fusilado en 1936. Tard confesó su decepción por el hecho de que una ley "que hiere a las víctimas" sea de un partido socialista. Así, reclamó que se califique la rebelión de Franco de "crimen contra la paz", se reconozca que la guerra pretendió "el exterminio" y que, bajo el régimen posterior, se cometieron "crímenes contra la humanidad". Y aconsejó al presidente que mejore la ley si quiere que un nieto suyo le cite en el futuro "con el mismo orgullo" con el que él menciona a su abuelo.

En el mismo sentido fueron los reproches del portavoz de ICV, Joan Herrera, quien evocó el "no nos falles" con el que los jóvenes aclamaron a Zapatero tras su victoria electoral. El ecosocialista subrayó que el proyecto, "decepcionante", va "en la mala dirección" por "equidistante". También criticó que la ley prohíba la exaltación del franquismo en el Valle de los Caídos y exigió que se anulen los juicios sumarísimos porque "puede hacerse", pese a que el Gobierno aduce que la doctrina del Constitucional lo prohíbe.