El PSOE y Unió Mallorquina (UM), partido nacionalista y liberal que posee la llave de la gobernabilidad en Baleares, tienen a estas alturas prácticamente cerrado el acuerdo. El socialista Francesc Antich logró salvar todas las presidencias para su partido, al haber superado a última hora de ayer el escollo del Ayuntamiento de Palma, donde su candidata Aina Calvo (11 concejales) se negaba a ceder dos años de alcaldía al nacionalista Miquel Nadal (dos concejales), que podía obtenerla del PP.

Su resistencia se vino abajo al ver que el consejo político de su partido, empezando por su presidenta, Maria Antònia Munar, apostaba por un acuerdo global con la izquierda por considerar que las urnas piden "cambio". El PSOE quiere zanjar hoy el acuerdo con UM para luego cerrarlo con el Bloc per Mallorca.

En este proceso, ha desconcertado la estrategia del líder del PP y presidente en funciones, Jaume Matas. Lejos de ofrecer una propuesta para neutralizar a la izquierda, convocó ayer una rueda de prensa restringida en la que se limitó a criticar el análisis poselectoral realizado por la dirección de los nacionalistas. Para Matas, los ciudadanos "han premiado la gestión del PP".