A grandes males, grandes remedios. Al PP le parece que el Estatuto de Cataluña es un gran problema por el que bien vale rascarse el bolsillo. Y al secretario general, Angel Acebes, más que a ningún otro de sus dirigentes. Por eso lo dejó claro cuando tomó la decisión: "En este asunto, lo que haga falta para hacer una campaña como Dios manda". El PP se ha gastado medio millón de euros (83 millones de pesetas) para desplegar una propaganda que busca motivar a los que pasan de la política. Ellos la califican de campaña pro-Constitución y no como un ataque al Estatuto.

Los anuncios que el PP ha insertado en diarios y en páginas de internet muestran imágenes placenteras: los pies de un bebé junto a unas manos llenas de arrugas, tres chavales jugando a fútbol en la playa o la pareja que pasea abrazada en un bosque otoñal. Son ese tipo de escenas con las que se anuncian los seguros de vida. Esos que muestran que la felicidad no dura para siempre y hay que hacer algo contra lo que pueda venir y amenazar nuestra seguridad. En este caso, lo que viene es el Estatuto catalán.

Situación "excepcional"

Pero lo que uno cree que obedece a los designios de Dios, a otros se les antoja "el mensaje de una secta que garantiza la paz eterna". Es lo que opina Miguel Piñeiro, director de la agencia de publicidad Atlantis Multimedia. Ha hecho muchas campañas para el PSOE. La más reciente, la que llevó a Emilio Pérez Touriño a la presidencia de la Xunta de Galicia con el lema Móvome o aquella más lejana, de 1993, cuando Felipe González ganó sus últimas elecciones, en la que una imagen mostraba a un dóberman furioso junto a una foto del que era secretario general del PP, Francisco Alvarez-Cascos.

El PP nunca hace publicidad si no está en campaña electoral. Tampoco los demás partidos. No suele ser necesario ya que los medios de comunicación trasladan gratis el mensaje al difundir lo que dicen los políticos. Pero Gabriel Elorriaga, secretario ejecutivo de comunicación del PP, dice que esta vez todo es "excepcional". Alude tanto a la situación como a la respuesta que ha dado su partido.

La agencia de márketing directo FCBI ha realizado la campaña, después de que los responsables de comunicación del partido le trasladasen la idea. La agencia rehúsa comentar su trabajo. Al fin y al cabo, la idea no ha sido suya, sino del PP. Ellos sólo le han dado forma para hacerla calar entre el público.

Cuando uno ve, lee u oye un anuncio, sabe que intentan venderle algo. Pero, ¿qué es lo que ofrece el PP en este caso a través de las inserciones en diarios, internet y cuñas de radio? Que treintañeros como Iñaki, Dani y Carlos no pudieron votar en el referendo del 6 de diciembre de 1978 y quieren hacerlo ahora. Que abuelos como Antonio, que acuna a un bebé, piensan en el futuro de sus nietos. Y que matrimonios como el de Javier y Elena, que se conocieron en el otoño en que nació la Constitución y que fueron a votarla juntos, quieren volver a hacerlo.

Contraposición de ideas

En los últimos meses, cada vez que los políticos del PP hablan, mencionan el año 1978 junto a la expresión "espíritu de consenso", o "concesiones mutuas". Y se refieren a los 18 meses de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con palabras como "inestabilidad", o "tensión". Se trata de contraponer la idea de un pasado mejor frente a un futuro incierto. Y, como dice Acebes, "si el 78 fue mejor es porque todos dijeron lo que pensaban y ahora los catalanes van a decidir sobre la vida de todos los españoles". Por eso, el PP ha escogido el eslógan: "Todos juntos".

Elorriaga explica que el mensaje es que "se está produciendo un cambio que afecta a todos los españoles y no se les deja opinar". El cambio es "la reforma del modelo territorial de España a partir de la demanda de una región concreta", la catalana. Es decir, que el PP insiste en que "el engaño" es que no se está reformando un estatuto de autonomía sino la Carta Magna. Lo que llaman "el vicio de origen", ya que aseguran que su protesta "es independiente de que los términos de la reforma fueran aceptables". Que en el caso del Estatuto, no se lo parecen.