Los incidentes producidos el pasado jueves en Girona, cuando un grupo de radicales abucheó al rey Juan Carlos durante su visita a esta ciudad a la vez que quemó varias fotos del Monarca, han sido interpretados por el presidente del PP, Mariano Rajoy, como una consecuencia de la política del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, por "dar alas al nacionalismo radical".

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, respondió inmediatamente al líder conservador. A la vez que rechazó que se esté produciendo un aumento de la violencia por parte de grupos independentistas de Cataluña y Euskadi, la vicepresidenta consideró paradójico que el PP denuncie una radicalidad que, en su opinión, ha sido ejercida "de manera irresponsable" por los populares desde hace años.

SIN PALIATIVOS De la Vega condenó de forma "total, rotunda, absoluta y sin paliativos" la quema de retratos del Rey. En este sentido, recalcó que, en democracia, "tan importantes son las formas como los contenidos" y señaló que "para defender las ideas, lo que hace falta es la palabra, la tolerancia y el respeto".

Distinto fue el análisis de Zaplana. En alusión al Estatuto catalán, atribuyó a "los debates alentados en los últimos tiempos en Cataluña" el aumento "cada vez mayor" de actos como el del jueves.

Los incidentes de Girona, que ya investiga la fiscalía de la Audiencia Nacional, tuvieron lugar sobre las 20.00 horas del jueves, cerca del ayuntamiento. Dos jóvenes prendieron fuego a unas cajas de cartón con fotos del Rey. Luego, los manifestantes corearon consignas contra el Monarca, que presidía la entrega de premios de la patronal FOEG en el pabellón de Fontajau.