Con el ministro de Justicia se ha cumplido una de las características que definen a Mariano Rajoy: su poco amor a los cambios. Rafael Catalá continuará como ministro de Justicia esta legislatura. El suyo era el nombramiento más previsible del Ejecutivo, al haber estado más tiempo al frente de la cartera en funciones que con plenas facultades.

Catalá, nacido en Madrid, aunque a las últimas elecciones ha concurrido en las listas del PP por Cuenca, fue el encargado de rebajar la tensión que su antecesor en el cargo, Alberto Ruiz-Gallardón, había creado con los distintos colectivos que componen el mundo de la justicia, algo que logró sin problemas en los primeros tiempos, por el mero hecho de escuchar a todos los interlocutores. A medida que avanzaba en el cargo, el exceso de confianza le llevó a cometer algunos deslices verbales, en los que cuestionaba la independencia de los tribunales, lo que le supuso despertar el recelo del mundo jurídico.

Licenciado en Derecho y miembro del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado desde 1985, Catalá era el secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda desde enero del 2012, en el Ministerio de Fomento, hasta que la dimisión de Gallardón, en septiembre del 2014, llevó a Rajoy a recurrir a él por su experiencia como secretario de Estado de Justicia con José María Michavila de ministro.

Logró apaciguar a jueces, fiscales, abogados y procuradores, a través de ofrecerles diálogo y consenso en jornadas maratonianas en las que las reuniones en el Ministerio se sucedían durante todo el día. Una actividad que no le impedía renunciar a acabar la jornada con una de sus aficiones, jugar al padel.

A él le correspondió culminar los principales proyectos legislativos puestos en marcha por su antecesor en el cargo. Aunque, salvo en el Código Penal, con la prisión permanente revisable, acabaron convirtiéndose en leyes mucho menos ambiciosas de lo que lo eran originalmente, como la reforma de la ley de Enjuiciamiento Criminal que en un principio preveía dar la instrucción a los fiscales y acabó prácticamente reducida a establecer límites de plazos en la investigación, o la Ley Orgánica del Poder Judicial, en la que la elección de los vocales sigue correspondiendo a las Cortes y se retiró la idea de cambiar la decimonónica distribución de los partidos judiciales por otros provinciales.

OTROS CARGOS

Además de su etapa en Fomento, que le ha permitido asumir esta cartera en funciones tras ser nombrada Ana Pastor presidenta del Congreso, Catalá también ha sido subdirector general de Ordenación y Política de Personal del Ministerio de Sanidad (1988-1992), director de Relaciones Laborales y de Administración y Servicios de AENA (1992-1996), director general de la Función Pública (1996-1999), director general de Personal y Servicios del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes (1999-2000), subsecretario de Hacienda (2000-2002) y secretario de Estado de Justicia (2002-2004), director gerente del Hospital Ramón y Cajal (2004-2005) y secretario general y del Consejo de Administración de CODERE, S.A. (2005-2012). También dirigió el máster de Administración Pública en el campus de Madrid de la Escuela de Negocios de ESADE entre los años 2005 a 2012.