El paso a la oposición comienza a virar la estrategia del PP. La intransigencia de José María Aznar ante cualquier reforma institucional se desmorona en el nuevo escenario político. Su sucesor, Mariano Rajoy, ha aceptado reunirse con José Luis Rodríguez Zapatero para fijar plazos y límites en los cambios en la Constitución, los estatutos y la financiación autonómica que ha anunciado el Ejecutivo socialista.

En un intento por arrogarse la iniciativa de la cita, el secretario general del PP solicitó ayer por carta al presidente del Gobierno una entrevista para abordar dichas reformas e intercambiar opiniones sobre política exterior y la futura Constitución europea. Zapatero reiteró su disposición al diálogo, pero recordó que fue él quien días atrás transmitió a Rajoy su voluntad de un encuentro. Invitación que le reiteró personalmente el miércoles pasado, durante la reunión del pacto antiterrorista.

"NECESARIO" Antes de enviar la carta a la Moncloa, el líder del PP expuso su posición frente a las reformas en la clausura de la Interparlamentaria Popular, celebrada durante dos días en Toledo. Respecto a la Carta Magna, reclamó al PSOE fijar plazos y procedimientos para los cambios, y que éstos sólo se impulsen para "hacer algo necesario de verdad".

En cuanto a los estatutos, ofreció pactar un "marco" para definir el alcance de las reformas, con dos condiciones: que las reformas no impliquen cambios constitucionales y que "ninguna comunidad quede con ventaja sobre las demás". Por último, pidió que el sistema de financiación que se proponga se apruebe "por unanimidad" y "no genere desigualdades".

Rajoy insistió en que las reformas son innecesarias. Sin embargo, se declaró dispuesto al diálogo porque el PSOE, ahora en el poder, ha decidido "abrir el melón". "No nos vamos a oponer porque sí. Iremos adonde se nos convoque y vamos a ser constructivos", dijo.

Frente a la pretensión de Rajoy de limitar la agenda del encuentro a cinco grandes asuntos, Zapatero se inclinó por un temario "abierto", ya que se trata del "primer encuentro formal entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición" tras las elecciones de marzo.

REUNION CON CAMPS Tras la reunión de ayer entre Zapatero y Francisco Camps (PP), presidente valenciano, el Gobierno dio una pista de hasta dónde está dispuesto a llegar en la reforma del Estatuto de esa comunidad. "Apoyaríamos de manera decidida que se añadiera el término de nacionalidad histórica en el estatuto" si así lo acuerdan las Cortes Valencianas, dijo Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas.

Camps pidió a Zapatero que el valenciano conste, además, como lengua oficial en la Constitución europea.

CERCA DEL CONSENSO El presidente Zapatero afirmó ayer, tras reunirse con el presidente de turno de la Unión Europea, el irlandés Bertie Ahern, que ya se está "cerca" de un "consenso global" sobre la Constitución europea y precisó que la solución final puede lograrse "en los márgenes de que se viene hablando" en las últimas semanas.

Ahern, que se reunió en Madrid con Zapatero, reconoció que los porcentajes propuestos para el sistema de doble mayoría de estados y de población en la UE varían "según los países", pero él intentará aunar todas las propuestas en un "compromiso final" que pueda aprobar el Consejo Europeo de junio. España propone que la doble mayoría se establezca en la mitad de los estados y que reúnan al menos al 66% de la población (el proyecto propone el 60%).

El manifiesto para las elecciones europeas aprobado por unanimidad del comité federal del PSOE el pasado 2 de mayo defiende la firma en Madrid de la Constitución europea como homenaje a las víctimas de los atentados del 11-M. Una iniciativa apoyada por el Parlamento Europeo. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo renunció el miércoles en favor de Roma, argumentando que los terroristas no deben cambiar ninguna agenda institucional o política.