Mena se pasó, pero el culpable es Zapatero. Mariano Rajoy dejó ayer clara su táctica sobre la soflama anti-Estatut con la que el teniente general José Mena Aguado celebró la Pascua Militar el pasado viernes. El líder del PP repitió hasta tres veces que un alto militar "no puede ni debe" pronunciar un discurso así porque la ley no se lo permite, pero puso más énfasis en criticar lo que él considera la raíz porque "este tipo de cosas no pasan porque sí". Esto es: que José Luis Rodríguez Zapatero "está jugando a la ruleta rusa con el Estatut y generando tensión inútilmente en todos los sectores sociales".

Para justificar la petición de que el ministro de Defensa comparezca en el Congreso, Rajoy dijo que "lo importante" es saber qué ha ocurrido para que "hayan tenido que hacerse" esas declaraciones. De esta forma, el presidente del PP valoró la situación de una forma muy similar a su secretario de comunicación, Gabriel Elorriaga, que el mismo día de la Pascua Militar aseguró que palabras como las de Mena son "inevitables".

"CAMBIO DE REGIMEN" En el mismo sentido se expresaron otros dirigentes del PP. El eurodiputado Aleix Vidal-Quadras recomendó a Zapatero que preste a las declaraciones de Mena "la atención que se merecen" porque "revelan la gravedad de la situación". El responsable del PP canario, José Manuel Soria, afirmó que en España "se intenta imponer un cambio de régimen por una vía extraconstitucional y antidemocrática".

Los populares están molestos porque el resto de partidos se escandalizaron de la reacción de Elorriaga. Ayer, tanto CiU como ERC e ICV-EUiA felicitaron al ministro por cómo ha resuelto la amenaza de Mena y concluyeron que el PP se ha equivocado al ampararlo. Rajoy insistió ayer en que le parece "sorprendente que la culpa sea del PP" y exigió "un poco de vergüenza".

Rajoy mezcló ayer esta polémica con el caso de un general que recientemente ha sido sancionado por Defensa por transportar en un Hércules a un grupo de camareros de Zaragoza a Madrid para que sirvieran un almuerzo. Así, insistió en que José Bono tiene que explicar "qué control hay en el ministerio".

"SILENCIO SEPULCRAL" El Estatut centró buena parte del comité de dirección que celebró ayer el PP y su líder encontró otro motivo para culpar al jefe del Gobierno de la "división y tensión" de la sociedad española: el "silencio sepulcral" de Zapatero sobre el proyecto catalán "más allá de aquella gloriosa frase de que aprobaría lo que viniera del Parlamento catalán".

Rajoy aseguró que esa distancia "es lo que produce inquietud", y dijo que el alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, también la siente. Aprovechó así unas palabras que por la mañana había pronunciado el socialista en Punto Radio, donde lamentaba que "España no tiene quien la defienda" y "parece que el que habla de España es un apestado del régimen franquista".

Rajoy se burló de que se celebren "reuniones secretas para acordarlo", en alusión a las negociaciones sobre el Estatut. Como el líder conservador acostumbra a dar una de cal y otra de arena, y tras asegurar que es "antidemocrático excluir al PP porque es echar a media España de los consensos básicos", repitió que él está dispuesto a hablar con Zapatero del Estatut.