Un día después de que el PSOE avalara un eventual pacto de Pasqual Maragall con ERC en Cataluña, Mariano Rajoy se apresuró ayer a descalificar esa fórmula y la decisión del comité ejecutivo socialista. El candidato del PP a la Moncloa subrayó la incoherencia que supone, en su opinión, pactar con Esquerra y estar en contra del plan Ibarretxe . Según Rajoy, el PSOE está dispuesto a renunciar a sus "principios" con tal de que Maragall sea el nuevo presidente catalán.

La unidad mostrada por el PSOE en torno al pacto de izquierdas en Cataluña "no es real", dijo Rajoy. Según el líder del PP, José Luis Rodríguez Zapatero incurre en una "contradicción evidente" al rechazar el proyecto del lendakari de hacer del País Vasco una "nación asociada a España", mientras que avala un pacto con ERC, que está "clarísimamente a favor" de la propuesta de Juan José Ibarretxe.

El candidato descargó toda su artillería contra los socialistas e interpretó que el cierre de filas del PSOE con Maragall no es más que una consecuencia del aviso de éste de que hará "lo que estime oportuno y conveniente", en palabras de Rajoy.

Recordó que algunos dirigentes socialistas han expresado sus reservas a un pacto con ERC y manifestó que la apuesta de Zapatero por las tesis de Maragall es una "cesión" y "dejación clara de las convicciones y los principios" socialistas, así como un intento de "llegar al poder a cualquier precio".

DOLIDO CON PUJOL Las andanadas del candidato a la presidencia del Gobierno no se limitaron a los socialistas. Aunque en tono más comedido, se mostró dolido con las críticas que le lanzó Jordi Pujol por "interferir" las negociaciones para formar el Gobierno catalán al reunirse el pasado jueves con cinco líderes empresariales de Cataluña.

Rajoy calificó las palabras del presidente en funciones de la Generalitat de "muy injustas", afirmó que no había "presionado" a nadie en esa reunión y reivindicó su derecho a opinar sobre el nuevo Ejecutivo catalán.

En esa cita del jueves Rajoy expresó a los representantes de las grandes patronales su temor a una entrada de ERC en el Gobierno catalán, y sugirió que la mejor fórmula sería que CiU gobernara en minoría, con apoyos del PSC y el PP hasta las legislativas.

"Yo no fui a presionar a nadie ni a intervenir en la formación del Gobierno. Fui a escuchar y a dar mi opinión", afirmó. Reivindicó la libertad de expresión para formular "críticas" y calificó de "sorprendentes" las declaraciones de Pujol. Además, recordó a CiU su "contribución" a la gobernabilidad de España y le reiteró que no se "cierre puertas" a un entendimiento con el Gobierno central después de los comicios de marzo.