El vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, ya no es militante del PP. Y así seguirá salvo que el comité de derechos del partido, tras estudiar el contencioso que mantiene con Esperanza Aguirre, decida lo contrario. Eso significa que, a partir de ahora, no podrá acudir a las reuniones del comité ejecutivo regional o nacional, ni participar en congresos o convenciones. Pero por expreso deseo de su mentor, Alberto Ruiz-Gallardón, seguirá ejerciendo su labor como vicealcalde. Incluso continuará siendo portavoz del Grupo Popular en el ayuntamiento de la capital, una opción que permiten los estatutos del PP mientras la suspensión de militancia a la que desde ayer está sometido Cobo tenga carácter "cautelar", que no definitivo. Pero el haber castigado a la mano derecha de Gallardón, como exigía Aguirre, no ha impedido al equipo de Mariano Rajoy mantener la presión sobre la presidenta autonómica.

De hecho, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, se encargó ayer de convertir en mensaje oficial del partido la queja por los novillos que, el martes pasado, hizo Aguirre en el comité ejecutivo en que se quiso imponer disciplina. Mientras, otros miembros de la dirección insistían en recordar el "ni una más" que Rajoy había pronunciado la víspera para marcar distancias con la líder madrileña. Aguirre, consciente de que la dirección nacional observa sus movimientos con lupa, evitó ayer echar más leña al fuego.

ENTREVISTA EN GENOVA Cobo acudió ayer a la sede del PP en la calle de Génova. Allí le entrevistó el presidente del comité popular de derechos y garantías, Alfonso Fernández-Mañueco, y el secretario de este órgano, Carlos Argos. Se le preguntó por las polémicas declaraciones en las que arremetió contra a Aguirre, achacándole estrategias y técnicas políticas propias del nazismo. Cobo, según fuentes populares, intentó convencer a sus interlocutores de que sus denuncias responden "a la verdad" e hizo hincapié en que, desde hace meses, mantiene viva en los tribunales una denuncia contra la Comunidad de Madrid por supuesto espionaje. Además, aportó documentación para que sea analizada por el instructor de su caso.

El número dos de Gallardón ya había dejado claro a sus compañeros, en la reunión de la ejecutiva del martes, que no se arrepentía de las lindezas que había soltado contra Aguirre, aunque sí de haberlo hecho en un periódico en vez de en un órgano del partido. Asimismo, les dejó entrever el tipo de defensa que podía ejercer ante el comité de derechos, ya que exhibió ante ellos un pequeño dosier con declaraciones de cargos madrileños, próximos a Aguirre, que también habían criticado a otros dirigentes u organizaciones del PP sin haber sido sancionados por ello.

EXPULSION FORZADA Según Cobo, los actuales responsables políticos de la Comunidad de Madrid están intentado forzar que sea expulsado de las filas populares, hasta el punto de promover manifiestos con esta intención y de "obligar" a cargos madrileños a firmar el mismo. El, mientras tanto, defiende que si se ha atrevido a dar este paso ha sido por el bien de Rajoy y del PP, una tesis que comparte el alcalde Ruiz-Gallardón.

También pasó ayer por el comité de derechos, aunque en calidad de "invitada", la presidenta de este mismo órgano en en el PP de Madrid, Cristina Cifuentes, una aguirrista que incidió en que las palabras que Cobo le dedicó a la presidenta fueron "injuriosas y calumniosas" por lo que, a su juicio, "contravienen gravemente los estatutos del partido".

Cifuentes transmitió a la dirección nacional su deseo de que este caso se resuelva "cuanto antes", a fin de no mantener "vivo y caliente" un tema tan espinoso para el partido. Pero el comité de derechos tiene margen para tomarse el tiempo que considere oportuno. De momento, ha optado por la suspensión temporal de militancia de Cobo. Ante esto, la organización que dirige Aguirre se limita, de momento, a "respetar y acatar" la decisión adoptada contra el vicealcalde.

El que ayer no quiso decir ni palabra sobre este asunto fue Rajoy, que considera que ya ha dicho todo lo que tenía que decir ante su comité ejecutivo. Lo próximo, explican desde su entorno, será actuar si algún miembro del PP osa desobedecer, otra vez, sus directrices.

El líder ahora quiere centrarse y centrar también a su partido en hacer oposición al Gobierno, una tarea que tiene descuidada con tanto lío interno, según reconoció él mismo el martes. Al tiempo, busca fórmulas para limpiar la malograda imagen del PP a raíz del caso Gürtel : ya ha puesto a trabajar a un equipo para hacer propuestas contra la corrupción, principalmente en el ámbito municipal. Quiere tomar la iniciativa. A ver si le dejan.