El PP volvió a hacer del terrorismo objeto de batalla política. El presidente del partido, Mariano Rajoy, usó el atentado de Londres para comparar la actitud de los británicos frente a la gestión del Gobierno de Tony Blair con las acusaciones de falta de previsión que recibió el equipo de José María Aznar tras los atentados del 11-M. Rajoy destacó que "nadie ha acusado a Blair de imprevisión ni le ha exigido información en tiempo real". La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, le acusó de "traspasar todos los límites por usar el terrorismo con fines partidistas".

Tras el Consejo de Ministros, De la Vega destacó la "desmesura" de las palabras de Rajoy y el "afán de los dirigentes del PP por polemizar sobre el terrorismo de manera tan burda como irresponsable". La vicepresidenta recordó que los españoles merecen que sus políticos "sepan mantenerse a la altura de las circunstancias" y recomendó al PP que no siga "por ese camino".

Rajoy, en declaraciones a la COPE, también reclamó a José Luis Rodríguez Zapatero que imprima un "giro claro" a la política exterior del Ejecutivo y le reclamó que se deje de "tonterías como la alianza de civilizaciones porque no se puede pactar ni dialogar nada con enemigos de la civilización occidental".

Las palabras de Rajoy suscitaron las críticas del resto de partidos. El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, le acusó de buscar "excusas" y dijo que la actitud de Blair "está a años luz de la manipulación y la mentira del PP". ERC y PNV se expresaron en el mismo sentido.

La política exterior socialista y la relación con EEUU a raíz de la guerra de Irak también sirvieron a Rajoy para criticar a Zapatero por el hecho de que Nueva York no votó la candidatura de Madrid para los Juegos del 2012. El político conservador aseguró que Madrid ha salido perjudicada porque "los errores y las decisiones absurdas se pagan".

En su opinión, es lógico que los votos de Nueva York no beneficiaran a la candidatura de Madrid, ya que "nadie confía en el Gobierno socialista" a causa del incidente de Zapatero con la bandera de EEUU o su invitación a retirar las tropas de Irak. Rajoy afirmó además que él hubiera hecho lo mismo: "¿Por qué voy a votar yo a un señor que me trata como me trata, en el que no creo ni puedo confiar?".

Además, Rajoy aseguró ayer que no tiene "ninguna intención" de realizar cambios "sustanciales" en la cúpula de su partido, ya que los dirigentes que le rodean fueron elegidos en el último congreso nacional del PP, celebrado en octubre del 2004. Añadió que el objetivo de la reunión de septiembre es el de preparar alternativas "ante la inacción" del Gobierno.