Mariano Rajoy fue recibido ayer por el papa Benedicto XVI durante 40 minutos, una larga reunión si se tiene en cuenta que el Pontífice suele dedicar una media de 20 minutos a la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno. Tras el encuentro, el líder del PP convocó a la prensa y, paradójicamente, no quiso hablar de la reunión con Joseph Ratzinger, sino que prefirió insistir en sus críticas a José Luis Rodríguez Zapatero a cuenta del Estatuto catalán. Este, auguró, "generará mucha inestabilidad cara al futuro del país".

"España el único país del mundo en el que el presidente del Gobierno dice que la nación es una cosa discutible. Si no fuera por lo dramático daría risa", arremetió Rajoy, quien anunció que el martes empezará la campaña de su partido para recoger firmas que apoyen su petición de un referendo en toda España. En la web del PP ya se instruye sobre la forma de prestar apoyo a la iniciativa.

Rajoy insistió en que la reforma del Estatut "es una broma pesada que han generado unos cuantos políticos", que han provocado que España viva "el peor momento en la cuestión nacional desde el 1978".

Sobre la audiencia con el Papa sólo comentó que Benedicto XVI está "muy informado e interesado" por todo lo que sucede en España. El líder del PP, que se congratuló con la próxima visita del Papa a Valencia --8 y 9 de julio--, acudió a la audiencia acompañado de su esposa, Elvira Fernández; del secretario de relaciones internacionales del PP, Jorge Moragas; y del diputado de ese partido Jorge Fernández Díaz.

Rajoy regaló al Papa un catálogo de la exposición sobre Isabel La Católica realizada en la catedral de Toledo en el 2005, mientras que Benedicto XVI dio medallas del Pontificado y un rosario a Elvira Fernández. Después, Rajoy y sus acompañantes visitaron la tumba de Juan Pablo II.

VISITAS DE ESPAÑOLES La audiencia se celebró dos semanas después de que Benedicto XVI recibiera también en el Vaticano a José María Aznar, y tres días después de que el dirigente de CiU Josep Antoni Duran Lleida se reuniera en la Santa Sede con el arzobispo Lajolo.

Fuentes vaticanas precisaron a Efe que todas estas visitas de políticos conservadores españoles demuestra "la preocupación que existe en el Vaticano por lo que ocurre en España, después de las leyes aprobadas por el Gobierno de Zapatero contrarias al derecho natural y a la familia en referencia a la de los matrimonios entre homosexuales, la ley de educación y las relaciones con la Iglesia española".