Mariano Rajoy parece haber tirado la toalla en el intento de imponer a los barones del PP su criterio sobre la financiación autonómica, contrario a la reforma del sistema vigente. En su primera intervención pública tras el paréntesis navideño, ayer el presidente del PP siguió criticando el nuevo modelo que plantea el Gobierno, pero admitió que las autonomías donde gobierna su partido acaben pactándolo en defensa de "sus intereses". "Alguien en España se tiene que preocupar del interés general de todos, no necesariamente coincidente con los intereses de las partes", dijo.

De esta manera, Rajoy solemnizó implícitamente la división existente entre autonomías conservadoras como Madrid o la Comunidad Valenciana, partidarias de los principios que inspiran la oferta del Ejecutivo, y el discurso crítico que mantiene la dirección del partido.

Una división cada vez más evidente, porque Rajoy ayer se situó incluso en una posición compartida cada vez por menos actores políticos: la de rechazar la idea misma de que sea necesario un nuevo modelo. El dirigente conservador defendió el sistema de financiación aprobado por el Gobierno del PP en el 2001, hoy denostado por casi todas las autonomías y fuerzas políticas.

TRES REPROCHES En cualquier caso, Rajoy criticó otra vez los términos del nuevo esquema propuesto por el Gobierno. Sus reproches se resumen en tres: que no responde a criterios comprensibles; que la reforma se acomete sin la suficiente transparencia y (por ahora) sin cifras concretas; y que el nuevo sistema engordará un déficit público ya abultado por los planes anticrisis del Gobierno.

Pese a que trató de centrar su primera comparecencia del año en las elecciones vascas y gallegas y en la crisis económica, Rajoy tuvo que sortear las preguntas sobre dos dirigentes muy críticos con su gestión que han cobrado protagonismo: Jaime Mayor Oreja, tardíamente ratificado como cabeza de lista en las elecciones europeas, y María San Gil, exlíder del PP vasco a la que José María Aznar ha fichado para la FAES. Rajoy, parco en palabras, se limitó a elogiar a ambos políticos. De Mayor Oreja, cuya candidatura no confirmó hasta finales de diciembre, Rajoy apuntó que "es el mejor candidato", como lo era hace cinco años. Y de San Gil, que lo plantó reprochándole su tibieza frente a los nacionalistas, el líder del PP elogió su capacidad y su coraje.

Rajoy aseguró que prevé jugar "un papel destacado" en las campañas gallega y vasca. Y, a pesar de la división sobre la financiación, dijo que estas citas probarán que el PP tiene el mismo discurso en toda España.