Al PP le sabe a poco la degradación de Josep Lluís Carod-Rovira y su inminente salida del Gobierno catalán. Su guerra contra la Generalitat seguirá en marcha en tanto el pacto de la izquierda catalana no salte por los aires. Por si había dudas sobre este empeño de los populares, ayer su candidato a la Moncloa, Mariano Rajoy, no esperó siquiera a conocer la resolución de la crisis abierta en el tripartito para diagnosticar que, sea como fuere, ésta se cerraría "en falso"

Eran las tres de la tarde cuando Rajoy dictó su sentencia. Faltaban dos horas para que Maragall anunciara la destitución de Carod como consejero jefe, pero Rajoy no dudó en aventurar que tampoco ese cese serviría para atajar la crisis. Porque, a su juicio, el problema es que la fórmula del tripartito es "inviable", y sólo su ruptura normalizaría la situación.