Hay una frase que Mariano Rajoy repite últimamente en conversaciones de carácter informal: "Si algo he aprendido en los últimos años es a hacer solo lo que yo creo que hay que hacer, digan lo que digan los otros". Esta aseveración ha sido usada ya en varias ocasiones por el líder del PP para intentar explicar a sus interlocutores --políticos o periodistas-- por qué tarda tanto en tomar medidas que podrían ahorrarle agonías innecesarias. La frasecita de marras vuelve a ser válida para explicar por qué Rajoy prefiere enfrentarse al enojo de algunos compañeros relevantes de partido que, una vez levantado el secreto sobre el grueso del sumario Gürtel, dejar definitivamente a Luis Bárcenas, su extesorero, sin la militancia del partido.

Y es que, según el entorno de Rajoy, este prefiere aguantar otro tsunami en su casa política que "precipitarse" con alguien a quien él respaldó para guardar la hucha del PP.

COSPEDAL Y ARENAS Pero es ya vox pópuli que una parte importante de los conservadores, en la que se encuentra la secretaria general, María Dolores de Cospedal, preferiría haber extirpado, de cuajo, el tumor que supone para una formación que aspira a ser gobierno un tesorero imputado por corrupción.

Ese sector ha sentido otra sacudida al comprobar que la investigación instruida por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) convierte a Bárcenas en pieza clave de la red de Francisco Correa. Pero Rajoy, coincidiendo con otros conservadores como Javier Arenas, no tiene pensado dar nuevos pasos hasta que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre su extesorero.

Paradojas de la vida, fue De Cospedal quien tuvo que encargarse ayer de explicar a la prensa que la estrategia del PP pasa por esperar. Justamente, lo contrario de lo que ella preferiría. "Tenemos que ser respetuosos. Si hay cambios procesales, actuaremos, pero de momento no los hay", subrayó ayer en Ciudad Real, en un acto en el que compartió protagonismo con Soraya Sáenz de Santamaría. ¿Es que tienen miedo a Bárcenas?, se le preguntó. O sea, a ese señor que sabe todo de las cuentas del PP, que maneja desde los años 90. "No hay miedo a nada en el partido", respondió la también presidenta del PP en Castilla-La Mancha.

Este tipo de interrogantes es el que quiso evitar De Cospedal hace meses, cuando Bárcenas fue imputado por el Supremo y ella abogó por despojarlo de su carnet de militante, como se había hecho con otros implicados en la trama. Pero la resistencia del afectado y de hombres fuertes del partido, como Arenas, impidieron que triunfara su tesis. Y es que Rajoy, tras semanas de presión, se conformó con que Bárcenas abandonara, "temporalmente", su puesto de vigilante de las finanzas populares. Ahora, casi un año después de la imputación del Supremo, se han hecho públicos más de 50.000 folios del caso Gürtel . Cientos de ellos detallan las relaciones de Bárcenas con el entramado de Correa. En este contexto, muchos populares no ocultan su indignación ante el hecho de que el extesorero siga formando parte del partido que, además, le paga los gastos derivados de su defensa y le guarda su despacho.

VERA Y BARRIONUEVO En las últimas horas varios populares han apostado por que este estatus de privilegio cambie, pero sus plegarias no han sido escuchadas. Al menos, de momento, puesto que Rajoy sigue empeñado en pagar al abogado de su extesorero, tal y como antaño hizo el PSOE con José Barrionuevo y Rafael Vera, cuyos letrados siguieron cobrando del partido socialista cada recurso que presentaban hasta que, en el año 2000, José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la secretaría general.

El caso es que Rajoy sigue haciendo oídos sordos y callando en público. Ayer, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, le advirtió de que su silencio podría interpretarse como "una justificación o amparo" a los implicados.