Mariano Rajoy tenía una deuda con el valenciano Francisco Camps. Gracias a él (y a Javier Arenas) consiguió en el 2008 renovar su liderazgo en el partido, pese a haber sufrido dos derrotas electorales consecutivas. La cuenta pendiente quedó saldada ayer. El presidente del PP pronunció en un momento clave --los prolegómenos de otra guerra cainita en Valencia-- una frase igualmente clave: "Sigo manteniendo en el señor Camps la misma confianza que he mantenido a lo largo de estos años". Y confirmó su voluntad de que repita como candidato el 2011.

El jefe del partido maniobraba así frente a todos aquellos dirigentes del PP valenciano que, tras la crisis provocada por el cese de Ricardo Costa, han criticado la gestión que ha hecho Camps del asunto. E, incluso, han llegado a poner en duda su capacidad para seguir haciéndose cargo de sus responsabilidades, dadas sus relaciones con los implicados en el caso Gürtel . Ayer mismo, el zaplanista José Joaquín Ripoll, presidente del PP en Alicante, aseveraba que Costa no podía convertirse en "el único culpable" del escándalo político ligado a la corrupción. Rajoy también tuvo respuesta para aquellos que, como Ripoll, puedan pensar que hay que apuntar más alto a la hora de pedir cabezas políticas: "No hay elemento nuevo que ponga en duda que Camps debe seguir", sentenció.

VERSION ADULTERADA A Rajoy, que se sometió ayer a una rueda de prensa, se le preguntó varias veces por qué había forzado la dimisión de Costa por sus relaciones con sujetos como Alvaro Pérez el Bigotes , imputado en el caso Gürtel , y no la del presidente de Valencia, que consideraba a dicho empresario su "amiguito del alma". El líder del PP trató de convencer a los periodistas de que son casos distintos, aunque no se esforzó en dar argumentos para sustentar su tesis.

En primer lugar, ofreció una versión azucarada --por no decir contraria a la realidad-- de lo que había ocurrido realmente con Costa, ese señor al que se ha echado desde Madrid porque se negaba a irse voluntariamente. "El señor Costa pidió la suspensión de sus funciones, y se aceptó. En el grupo popular, pidió la suspensión como portavoz, y se le aceptó. Y el señor Costa pidió ser escuchado, y se le escuchará", afirmó Rajoy.

Pues ninguna de estas tres aseveraciones es cierta, y en la hemeroteca y en los archivos de imagen y voz está guardado el testimonio del propio Costa para comprobarlo: él se ofreció a dejar su cargo de secretario general en el PP de Valencia --jamás el de portavoz-- si se le abría una investigación por parte de la dirección nacional. Y ha sido la propia dirección nacional la que se ha encargado de aclarar, en las últimas 48 horas, que una declaración ante el comité de derechos y garantías no es lo mismo que una investigación que, por cierto, no piensa llevar a cabo. Lo que ayer quedó en evidencia es que Rajoy, al igual que Camps, no tiene ningún interés en explicar con claridad a la opinión pública cuáles han sido los verdaderos motivos que han propiciado el cese de Costa. Visiblemente molesto, quiso despachar esta recurrente pregunta de los periodistas con un "el cargo de secretario general exige un plus de responsabilidad política". Eso sí, agradeció a su víctima política los servicios prestados al PP y resaltó su "honradez personal".

PRUDENCIA DEL FUNDADOR El que no ve las cosas desde la misma óptica es el presidente fundador del partido, Manuel Fraga, que admitió ayer en la COPE que ve a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, fuera de toda sospecha, pero no a Camps. "Estoy totalmente de acuerdo con las declaraciones del señor Fraga sobre Rita Barberá", se limitó a comentar Rajoy. El presidente valenciano esquivó el asunto manifestando "respeto" por quien le había dedicado esas palabras.

En cualquier caso, Rajoy quiere evitar que se dañe aún más la imagen del partido y anunció que, en el próximo comité ejecutivo, se aprobará un código de buenas prácticas. "¿No toma usted medidas un poco tarde?", se le planteó al jefe de los conservadores. El se defendió. "He actuado con prudencia y sin precipitación, cuando he tenido suficiente conocimiento de causa de lo ocurrido. No me he dejado llevar por presiones de nadie y, como siempre, he tomado decisiones en los tiempos que yo he considerado oportunos", espetó.

Y, para no perder la costumbre, cerró su intervención cargando contra el Gobierno por haber "manipulado" el caso Gürtel en prejuicio del PP.