Mariano Rajoy no ve problema en criticar y al mismo tiempo pedir responsabilidad como socio a Ciudadanos. Lo cree lo normal. Lo demuestra el hecho de que su secretaria general y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, se despachara ayer a gusto contra los naranjas, a los que llegó a tachar de desleales, mientras él aseguraba públicamente en el Foro ABC que no considera que la legislatura esté en peligro a raíz de la pugna que se vive en el centro-derecha español. «Espero que no. Yo no tengo ningún desencuentro con Ciudadanos [...] Entre partidos puede haber sus cosas, pero estoy muy tranquilo y espero que Cs haga honor a su palabra», enfatizó.

Se refería así el presidente a la negociación de los presupuestos para el 2018, que desea sacar adelante pese a que ya ha tenido que prorrogar los anteriores. Rajoy, dado que no tiene mayoría en el Parlamento, necesita a los diputados de Albert Rivera además de a los del PNV para que sea posible.

El asunto no es menor: puede salvar el año vigente con la prórroga de las cuentas del 2017 pero difícilmente podría seguir estirándolas, por lo que no sería descartable un adelanto electoral si finalmente no se alcanza un acuerdo.

En todo caso el líder del PP no quiere ni oír ahora de esa posiblidad. De hecho, se dedica a insistir en que Rivera tiene firmado un acuerdo con los populares que incluye la negociación presupuestaria y que confía «en su palabra».

Al mismo tiempo Rajoy hace llamamientos al PNV para que se siente a negociar de una vez, pese a que conoce que los nacionalistas vascos no darán el paso hasta que el artículo 155 de la Constitución que rige ahora en la administración de Cataluña no se guarde en un cajón. Pero el asunto con los peneuvistas podría complicarse aún más a raíz del debate que se vive en el Parlamento vasco sobre la reforma de su Estatuto de autonomía: reclaman incluir el derecho a decidir, algo que puede incomodar, y mucho, al PP y que puede servir a Ciudadanos de excusa para evitar pactos a tres bandas, aunque sea sobre los Presupuestos.

En todo caso, Mariano Rajoy, de momento, no ha ido fuerte contra esta idea del PNV, partido del que ha dicho fiarse por cumplir siempre sus compromisos y al que ayer recordó, eso sí, que todas las propuestas que haga en cualquier ámbito han de ceñirse a la ley.