El tono del rifirrafe que mantienen PP y PSOE en los últimos días está adquiriendo tal seriedad que, ayer, Mariano Rajoy se vio obligado a interrumpir sus vacaciones de verano y comparecer ante los medios de comunicación, actividad que no es precisamente una de sus favoritas. Esforzándose para que su gesto serio acompañase a la dureza de sus palabras, proclamó desde Pontevedra: "El Gobierno está persiguiendo a los miembros del PP, lo que está generando muchas dudas y muy poca confianza en las instituciones".

Y, después de las críticas que viene recibiendo de jueces, policías y fiscales, el dirigente popular intentó aclarar que su mensaje no va dirigido contra estos colectivos, sino contra sus jefes políticos. "Yo confío en la justicia. En quien no confío es en el ministro del Interior y en el fiscal general del Estado. Y confío en las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, entre otras cosas, porque yo he mandado sobre ellas. Pero nunca les di instrucciones para hacer cosas que no debieran hacer", enfatizó Rajoy. En cualquier caso, el líder de la oposición responsabilizó directamente al jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, de haber auspiciado investigaciones y recursos de la fiscalía, detenciones humillantes y hasta pinchazos telefónicos para "atacar" a los conservadores.

JUICIOS PARALELOS Rajoy sabía ayer que, al exponerse a las preguntas de los periodistas, tendría que responder a todo tipo de cuestiones de actualidad. No obstante, su mayor interés era cargar contra los que han permitido que los últimos detenidos en Palma de Mallorca (algunos son militantes del PP) por un presunto caso de corrupción, hayan sido "exhibidos" ante las televisiones apresados con esposas y con aspecto demacrado.

Y cargar otro tanto contra los que han favorecido filtraciones de sumarios o actuaciones judiciales ligadas al caso Gürtel , de actualidad otra vez después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid reclamara, a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), documentación sobre la época en que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, dirigía la organización y su secretario general, Alvaro de la Cruz, firmara suculentos contratos con la red corrupta Gürtel.

Para Rajoy, resulta obvio que los socialistas están detrás de todos estos asuntos, como deja en evidencia, a su entender, que la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, anunciara la pasada semana, desde Iberoamérica, que la Fiscalía General del Estado iba a recurrir el archivo del caso Camps , adelantándose en el tiempo al propio fiscal general. Con estas tesis bajo el brazo y nuevas referencias a los métodos propios "de la Inquisición", Rajoy exigió la comparecencia en las Cortes de Rubalcaba, de De la Vega y del fiscal Cándido Conde- Pumpido para que expliquen todo lo sucedido.

PINCHAZOS Dicho esto, tuvo que hablar --aunque no lo hizo por iniciativa propia-- de las declaraciones de su número dos, María Dolores de Cospedal, sobre los supuestos pinchazos telefónicos que sufren los dirigentes de su partido. Rajoy respaldó tan grave denuncia y no descartó llevar el asunto a los tribunales, aunque lo dejó en un "ya veremos". "¿Cree usted que su teléfono está pinchado?", le planteó un periodista. "Eso a mí no me preocuparía lo más mínimo. No tengo nada que ocultar. Me preocupa como ciudadano", remachó. Eso sí, avisó de que el PP seguirá defendiéndose.