Mariano Rajoy convocó ayer rueda de prensa en la sede de su partido. Y claro, con tanta guerra interna y fichajes eléctricos, resultó multitudinaria. Todo el mundo quería saber de los entresijos de su histórica reunión con Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre y, de paso, ver de cerca a su nuevo y flamante número dos en la lista de Madrid, Manuel Pizarro, que fue presentado oficialmente por Rajoy. Pizarro ya es afiliado al PP, esto es un político con un carnet que lleva la firma del propio Rajoy y de José María Aznar, sus avales. Y avisa de que llega "para sudar la camiseta".

"Es el acto de presentación formal de Manuel Pizarro, que ha sido propuesto por el comité electoral regional de Madrid como número dos por esta circunscripción". Estas fueron las primeras palabras que el líder popular dirigió a los periodistas y que encerraban toda una declaración de intenciones. De lo que quería hablar era de Pizarro, pero no de la polémica exclusión de Gallardón de su candidatura. Ni de la de Aguirre, que amenazó con dimitir para ir ella también en listas si lo hacía el alcalde. Esto, según él, no tocaba. Pero al final cedió ante tanta pregunta y terminó proclamando que había hecho "lo mejor" para sí mismo, para el PP y "sobre todo", para los madrileños.

"QUE SE DEDIQUEN A MADRID" En varias ocasiones, el jefe de los conservadores enfatizó que su decisión implica que la presidenta y el alcalde se dediquen "en exclusiva" a sus tareas institucionales. Dicho esto, intentó nuevamente pasar página, pero resultó imposible, porque se le demandó una explicación sobre los tiempos de su decisión. Contestó que había retrasado el asunto de las listas para ser fiel a su palabra, dado que en sus comparecencias había adelantado que abordaría esta cuestión tras la disolución de las Cortes. También trató de justificar que otros alcaldes de grandes ciudades sí vayan a ser diputados, alegando que ellos son cabeza de lista en sus provincias. "Y yo soy el número uno por Madrid", apostilló. Cansado ya de poner buena cara ante un tema que tanto le incomoda, cerró el turno de preguntas con un "quiero ser presidente del Gobierno de España".

POCO CONVENCIDOS Pero al entorno de Ruiz-Gallardón, que está tratando de persuadir al regidor para que agote su mandato en la alcaldía, no le convencen los argumentos del líder. No aceptan que otros alcaldes sí puedan ser diputados y, además, no se creen la versión de que Rajoy ha hecho lo que ha hecho por autoridad, y no por influencia del sector duro.

Manuel Cobo, considerado el brazo derecho de Gallardón en el consistorio, salió ayer a la palestra a recalcar que es "obvio" que Rajoy ha coincidido, al adoptar su decisión, con los criterios marcados por Aguirre. Reiteró que el alcalde se siente "derrotado" y que reflexionará sobre la conveniencia de continuar en política. ¿Y quién se haría cargo del ayuntamiento?, se le planteó. Pues Ana Botella. A la sazón, esposa de José María Aznar.

Desde el otro frente de la batalla, el secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, garantizó que Aguirre no hará declaraciones "en términos de victoria". Y otros compañeros de partido, como Eduardo Zaplana o el vasco Antonio Basagoiti, se apartaban de lo políticamente correcto, aunque uno más que otro. El portavoz en el Congreso admitió que "las cosas se podrían haber hecho mejor" en el PP, mientras que el presidente del partido en Vizcaya advertía de que la "irresponsabilidad de intentar colocarse aquí o allí puede costar un gobierno".

Los políticos hablan. Y los ciudadanos crean una red de apoyo al alcalde de Madrid en internet. El blog Gallardón a las listas ya cuenta con 90.000 firmas.