Eran cerca de las nueve y media de la noche cuando el PP supo que había recuperado la Xunta gallega. A esa hora, se había escrutado ya el voto de un puñado de colegios que los populares juzgan lo bastante fiables para augurar el resultado final. No se equivocaron: los gallegos han confiado en Alberto Núñez Feijóo hasta el punto de entregarle una mayoría absoluta. Una victoria clave para el PP y sobre todo para su líder, Mariano Rajoy, que ayer la festejó como un acicate para su liderazgo frente a los críticos de su partido. Y todo ello, pese los escándalos de corrupción y espionaje que salpican a los populares.

"Estoy muy feliz." Con esta frase inició y cerró Rajoy su comparecencia nocturna ante los medios. El líder conservador se felicitó por el hecho de que Feijóo haya reconquistado Galicia para el PP "en unos momentos muy difíciles, como todo el mundo sabe". E hizo lo propio con su candidato vasco, Antonio Basagoiti, quien, pese a perder dos escaños respecto a los últimos comicios --de 15 a 13--, será "decisivo" para hacer realidad el cambio político en Euskadi, junto al PSE.

ARROPADO POR SU EQUIPO Rajoy pasó ayer la tarde en la sede central del PP, acompañado de todo su equipo. Incluido el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. No estuvo la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre (que tampoco ha colaborado en la campaña gallega y apenas en la vasca), porque estaba "de viaje", según especificó su entorno.

Como suele hacer cada noche electoral, Rajoy siguió atentamente el escrutinio fumando puros. Los datos fueron animándole la jornada. Y decidió que comparecería ante los medios de comunicación una vez lo hubieran hecho, en Galicia y el País Vasco, Núñez Feijóo y Basagoiti.

Alrededor de las once y media de la noche, bajó a la sala de prensa. Pero, antes de entrar, se detuvo ante los monitores de televisión para escuchar al socialista Patxi López, que en ese instante anunciaba que no renuncia a optar a la investidura como lendakari. "Ya lo ha dicho, Mariano, ya está", le comentó su secretaria general, Dolores de Cospedal. Y es que el PP teme que la determinación de López para echar del poder al PNV pueda ser frenada por los intereses de José Luis Rodríguez Zapatero, necesitado del apoyo de los nacionalistas vascos en el Congreso.

Rajoy se colocó por fin ante los micrófonos y replicó a López: "El PP tiene palabra", aseveró. O, lo que es lo mismo, garantizó el apoyo de los populares a una candidatura socialista en la lendakaritza. Eso sí, adelantó sus condiciones: "Constitución, Estatuto de Gernika, derrota de ETA y libertad." Detrás de una cristalera observaba al presidente popular el consejero madrileño Francisco Granados.

El líder popular estaba pletórico. Su equipo, también. No cesaron de aplaudirle mientras se dirigía a la prensa. Después salió al balcón de la sede, a saludar al medio centenar de militantes que desafiaron el frío para celebrar, al fin, una victoria clara. Hacía mucho que no agitaban las banderas con tantas ganas.

VIAJES A GALICIA Y EUSKADI Rajoy se ha volcado en la campaña gallega sabedor de su importancia, y ahora quiere recoger los frutos: hoy viajará a Galicia con su comité de dirección para reunirse con Feijóo. Y por la tarde, a Euskadi. Ya no le importa el cansancio, porque, como él dice, está "orgulloso de presidir el PP" y "muy feliz".