Mariano Rajoy apeló ayer a los barones territoriales del PP para que arrimen el hombro en la nueva etapa del partido en la oposición. Les reclamó en concreto que eviten cualquier división interna, que engrasen sus maquinarias electorales cara los comicios europeos del 13 de junio y que mantengan un "discurso unitario" para que el PP pueda seguir presentándose como la única formación con un mismo mensaje en todo el territorio español. Llegó incluso a solicitarles que busquen "acomodo" a los dirigentes que se han quedado sin cargo, sobre todo a los que iban en las listas electorales y no serán diputados.

El secretario general de los populares transmitió ese mensaje en su primer encuentro tras las elecciones del 14-M con los presidentes de las nueve autonomías gobernadas por el PP y los líderes del partido en las comunidades restantes. Rajoy les comunicó que les convocará cada dos meses a un cónclave en Madrid para intercambiar opiniones y afinar las estrategias a seguir.

En el encuentro, de unas dos horas, Rajoy insistió una y otra vez en la idea de que "el poder territorial es importante", según fuentes del PP. De los presidentes de gobiernos autonómicos sólo faltaron el de Melilla y el gallego Manuel Fraga, que fue representado por el líder del partido, Xesús Palmou. Por parte de la dirección, además de Rajoy, intervinieron el secretario general adjunto del PP, Angel Acebes, y el portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana. El PP controla nueve de las 17 autonomías, 3.240 de las 8.108 alcaldías (28 en capitales de provincia), 19 diputaciones y algunas instituciones fundamentales. En los comicios del 14-M, el partido perdió apoyos en todas las comunidades, excepto Cantabria y Murcia.

En la jornada de ayer, el presidente del PP catalán, Josep Piqué, mantuvo una charla a solas con Rajoy, tras la cual dio por buenas las garantías de "moderación" del partido que le hizo el líder y depuso su amenaza de abandonar la presidencia del partido si se continuaba en la radicalización, según fuentes del entorno de Piqué.