Que al líder del PP no le trae demasiada suerte la celebración de la fiesta nacional ya no es un simple indicio. Desde ayer, es un hecho probado. El año pasado, con motivo del 12 de octubre, elaboró un vídeo en el que, emulando el tono de los discursos del Rey, instaba a los españoles a salir a la calle a rendir tributo a la bandera. Y le cayeron críticas de propios y ajenos. Este año tampoco se ha podido librar de la polémica: ayer se dejó un micrófono abierto en un acto de partido y, cuando creía que solo le oía su interlocutor, admitió que el desfile de las Fuerzas Armadas le parece en realidad "un coñazo".

Tanto revuelo se armó en vísperas del evento militar que, como cada año, presiden los Reyes en Madrid, que Rajoy se vio obligado a rectificar a través de un comunicado oficial. Los socialistas aprovecharon para criticar al adversario, y los populares, con resignación, vieron cómo el discurso de economía que pronunció su jefe en A Coruña quedaba en segundo plano. Rajoy estaba en Galicia, su tierra, desde el viernes. Ayer por la mañana se desplazó a A Coruña para clausurar la reunión interparlamentaria del PP. Llegó relajado. Tomó café y entró en la sala de conferencias. Se sentó en la mesa presidencial con su vicesecretario Javier Arenas. Se disponía a dar la palabra a Ana Mato. Sin embargo, justo antes, tuvo la tentación de comentar su agenda de fin de semana con Arenas.

"Mañana por hoy tengo el coñazo del desfile. Un plan apasionante", explicó al sevillano. Lo que ignoraba es que su confidencia había sido escuchada en la sala contigua por los periodistas que recibían sonido a través de un circuito interno. Y es que su micrófono, en contra de lo que él pensaba, estaba abierto.

Desconocedor de la situación, subió al atril y reflexionó sobre Galicia y la crisis económica. Clausurado el acto, los responsables de comunicación le explicaron lo sucedido.

"AMBITO PRIVADO" Rajoy se encerró con sus colaboradores. Mientras, la responsable de organización del PSOE, Leire Pajín, o su portavoz de Defensa, Jesús Cuadrado, arremetían contra él y le exigían que se disculpara. Justo una hora después, se hacía público un comunicado escrito por Rajoy, en primera persona.

Aclaraba que su "expresión coloquial" pertenecía al "ámbito privado" y que enfatizaba su "respeto, afecto y apoyo" a las Fuerzas Armadas y a la celebración de la fiesta nacional.

De lo que en realidad quería hablar era de crisis económica. Y de los "amiguetes" del presidente José Luis Rodríguez Zapatero --en alusión a los banqueros-- que, a su juicio, serán los verdaderos beneficiados del fondo de 30.000 millones.