El PP lo hizo bien en el pasado, pero perdió las elecciones y ahora debe mirar al futuro. Ante José María Aznar, en un acto de la FAES dedicado a loar sus ocho años al frente del Gobierno, Mariano Rajoy instó ayer al PP a superar el legado del expresidente si quiere recobrar el poder. El líder del PP afirmó sentirse "legítimamente orgulloso" de la herencia de Aznar, pero alertó al partido del peligro de instalarse en la autocomplacencia: "Recordar tiempos de gloria no ha de servir para dormirnos en los laureles del éxito pasado".

Para ahuyentar ese peligro, el presidente del PP reivindicó un espacio propio, ya que dos años después de salir del Gobierno "España es demasiado diferente" y eso exige "trabajar de manera diferente". Rajoy pidió no ser malinterpretado, pero recordó que "ningún historial político es capaz de sustituir nuevos programas, proyectos e incluso, si se justifica, nuevas ideas".

Ese es el reto de la convención que el PP celebrará este fin de semana: "Presentar el deseo de renovar las ideas de un proyecto liberal, de centro y reformista", en palabras de Rajoy. Los estatutos del partido no permiten que una convención varíe la línea ideológica o fije el programa, pero sus dirigentes la presentan como una plataforma destinada a poner al día el proyecto.

MAS MENSAJES Los populares pretenden convencer de que es la estrategia de José Luis Rodríguez la que les ha forzado a centrar su discurso en la ruptura de España y en un eventual diálogo con ETA. En su convención, el PP intentará demostrar que tiene otros mensajes, y también alternativas a desarrollar cuando regrese al poder. Será también la ocasión de "rendir homenaje a unas víctimas" que han recibido un "único mensaje" de parte del Gobierno socialista: que en la manifestación del pasado sábado "no había nadie". Pero además de recordar que el objetivo "debe ser la derrota y no la negociación" con los terroristas, Rajoy no se extendió en esta cuestión.

Ya lo había hecho Aznar, quien sostuvo que la base de un buen Gobierno es "dar confianza" y que sólo se consigue "si hay correspondencia entre lo que se dice y lo que se hace". Así, Aznar declaró que, "si se quiere acabar con el terrorismo, no basta con decirlo", y acusó veladamente al Gobierno de estar inmerso en una negociación con ETA. "No se puede dar a entender, con los silencios y con los hechos --dijo--, que se trabaja para firmar una especie de tratado de paz con los terroristas".

Con su acostumbrada técnica de aludir constantemente a Zapatero pero sin pronunciar su nombre, el presidente de la FAES presumió de los resultados de su Gobierno en materia de empleo y lucha contra la corrupción. Durante la presentación del estudio Los indicadores del cambio. España 1996-2004 , Aznar se dirigió a Rajoy para recordarle que los resultados conseguidos pueden servir como una herramienta de acción política de cara al futuro.

"POLITICA DE GESTOS" Pero su discurso contenía, además, una carga contra el Gobierno. Estableció la diferencia "entre la política de gestos y la de resultados" para apuntarse a la segunda y dejar claro que los gestos "pueden convertirse en un engaño". Aznar estableció varias categorías de políticos por oposición: los que "se dedican al puro marketing" y los que "trabajan con seriedad", los que "se limitan a llamarse progresistas" y los que "trabajan para generar progreso" y los que "gobiernan conforme a principios y convicciones" frente a los que "sólo aspiran a conservar el poder".