Los micrófonos abiertos han vuelto a jugar una mala pasada a un dirigente político, en esta ocasión al líder del PP, Mariano Rajoy, que en un comentario distendido se ha quejado al dirigente del PP andaluz, Javier Arenas, de que mañana le espera el "coñazo" del desfile militar que conmemora la Fiesta Nacional.

Rajoy clausura hoy en A Coruña la XIII Unión Interparlamentaria, un cónclave que congrega en la ciudad gallega a centenares de parlamentarios populares en las Cortes Generales, las Cámaras autonómicas y el Parlamento europeo.

La cita tiene lugar en un hotel coruñés, en una de cuyas salas se han reunido hoy los asistentes, encabezados por el líder popular y los dirigentes Javier Arenas y Ana Mato, así como el presidente del PP en Galicia, Alberto Núñez Feijoo.

Uno a uno, han ido desfilando por un atril para ofrecer sus respectivos discursos. Le correspondía intervenir a Ana Mato cuando en la mesa charlaban Arenas y Rajoy, ajenos al micrófono, sin saber que estaba conectado a un circuito interno que enlazaba con los medios de comunicación.

El político andaluz ha preguntado al presidente popular qué planes tenía tras su estancia en Galicia, toda vez que mañana debía estar presente en el desfile militar del Paseo de la Castellana.

Rajoy, tras aclarar que después de la Interparlamentaria ha de atender un compromiso en la provincia de Lugo, ha comentado que iba a regresar a Madrid.

Y ha añadido: "Mañana tengo el coñazo del desfile; en fin, un plan apasionante". El episodio se añade a otros descuidos famosos de dirigentes políticos que han hecho manifestaciones poco afortunadas sin darse cuenta de que sus palabras eran escuchadas y amplificadas.

"¡Vaya coñazo que he soltado!" dijo en 2002 el entonces presidente español, José María Aznar, en el Parlamento Europeo, tras exponer a la Eurocámara los resultados de la Cumbre de Barcelona.

Precisamente en Barcelona durante la Cumbre Euromediterránea de 2005, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, apuntó a un asesor que el acuerdo sobre terrorismo a discusión entre sus participantes debía ser cerrado "como sea".

Zapatero también fue protagonista de otro caso antes de acceder a la Presidencia del Gobierno, en 2003, cuando el entonces responsable de Economía del PSOE, Jordi Sevilla, corrigió algunos errores técnicos que había cometido en una exposición y le apuntó que con "dos tardes" tendría bastante para aprender lo que precisaba.

Ya como jefe del Ejecutivo, tras ser entrevistado en Cuatro durante la última campaña electoral, confesaba al periodista Iñaki Gabilondo que aunque las encuestas electorales iban bien a los socialistas les convenía que hubiera "tensión", palabras que pudieron ser escuchadas porque los micrófonos seguían conectados.

En enero de 2004, el presidente del Congreso, José Bono, que entonces era presidente de Castilla-La Mancha, llamó "gilipollas" al primer ministro británico, Tony Blair, en un comentario privado que fue captado por una cámara de televisión.