Mariano Rajoy quiere que no haya más baile de sillas y que la plaza conseguida por José Luis Rodríguez Zapatero para participar, el próximo sábado, en la cumbre del G-20 se consolide y convierta a España "en miembro de pleno derecho" de este foro. Así se lo dijo ayer al presidente del Gobierno en la reunión que mantuvieron en el Congreso. Y se comprometió a ayudar en esa tarea.

Zapatero comparte la esencia de dicha propuesta, aunque no tanto la forma. Y es que, mientras el presidente de los populares reclama un "G-20 ampliado", el jefe del Ejecutivo confía en que ese y otros grupos de poder tradicionales sean sustituidos por algunos más acordes al nuevo orden económico e internacional. Pero más allá de matices, ambos coinciden en la idea de que la cumbre de Washington será solo el primer paso de un largo camino a recorrer para intentar frenar una crisis asfixiante, y que, por tanto, España debe pelear por una reforma de las instituciones económicas internacionales que le garantice su presencia en las mismas.

ECONOMIA DE MERCADO La reunión se celebró por la tarde y duró menos de una hora. No obstante, por la mañana Zapatero y Rajoy fueron juntos en avión a Galicia, para asistir al funeral por los soldados españoles fallecidos en Afganistán. Y también regresaron juntos a Madrid.

Pasadas las seis de la tarde, volvieron a verse en el Parlamento. Allí, Rajoy le entregó al presidente un informe con propuestas para la cumbre, documento que Zapatero se comprometió a estudiar. El dirigente popular aboga por afrontar la crisis financiera con "soluciones globales y nacionales", sin perder de vista los principios de la economía de mercado. A este respecto, los conservadores creen vital que el presidente no caiga en la tentación de intentar abrir un gran debate ideológico. "España debe alinearse, inequívocamente, con la Unión Europea y el resto de naciones que apuestan por la libertad económica y la lucha contra el proteccionismo", sostuvo Rajoy en la rueda de prensa que dio tras su cita.

Además, el PP quiere que el sábado se hable de corrección de déficit externos; de austeridad; de nuevas políticas monetarias y de un nuevo marco de control financiero. Y de responsabilidad. "Las clases medias no tiene por qué pagar las aventuras de los que han querido forrarse", dijo.

Con la reunión de ayer, Zapatero da por acabada la ronda de contactos que inició el lunes con los ejecutivos de los principales bancos, los dirigentes sindicales y de la patronal. Las sugerencias e ideas expuestas en esas reuniones "ayudarán a conformar la posición española" que el jefe del Gobierno presentará en Washington. Fuentes de la Moncloa explicaron que el Ministerio de Economía, la Oficina Económica, el Gabinete de la Presidencia (con José Enrique Serrano y Bernardino León en primera línea) y la Fundación Ideas, de Jesús Caldera, están redactando los documentos que Zapatero llevará bajo el brazo a la cumbre y que quiere seguir perfilando hasta el último momento. Por eso ha impuesto a sus colaboradores un mutismo absoluto con el que espera poder guardar bajo llave esos informes hasta que sea él mismo el que, el sábado en Washington, explique la posición y la propuesta españolas ante el resto de mandatarios. Las consultas han levantado suspicacias en algunos portavoces.