Mariano Rajoy afirmó ayer que "lo que empieza en Cataluña es una nueva legislatura autonómica", pero sus propios gestos negaban lo que decían sus labios. El presidente del Gobierno convocó a la prensa en el Palacio de la Moncloa al mediodía para "valorar el resultado de las elecciones catalanas", según el comunicado que envió el Ejecutivo; una comparecencia insólita tras unas simples elecciones autonómicas, si es que lo hubieran sido.

Rajoy intentó mantener el mismo perfil que hasta ahora frente al desafío independentista y se aferró a la mayoría de votos logrados por el llamado bloque del no para frenar la euforia de Junts pel Sí y la CUP. "Algunos pretendieron darle un carácter plebiscitario e iniciar un proceso de separación. Hoy sabemos que eso, que no era posible legalmente y no lo es, tampoco ha obtenido el apoyo en las urnas. No llegan a cuatro de 10 los catalanes que han apostado por un programa rupturista", declaró, alineando así en el no a todos los abstencionistas. Y con este análisis como guía, el jefe del Ejecutivo tendió la mano al diálogo a los ganadores de las elecciones, para debatir cuestiones que no afecten a la soberanía o superen el marco legal vigente, puntualizó.

Rajoy no quiso concretar (y tampoco la prensa se lo planteó en los dos únicos turnos de preguntas que hubo) si en ese diálogo pueden estar incluidos la reforma de la Constitución y el nuevo modelo de financiación autonómica. Ciudadanos, el partido que ha capitalizado el voto contra la independencia en Cataluña, tiene previsto presentar su propia reforma de la Carta Magna en octubre. También el PSOE considera que la modificación de este texto es obligatoria para intentar buscar un encaje de Cataluña en España.

Rajoy --en contra de abrir el debate constitucional durante toda la legislatura con la excusa de que no había "consenso" y que la prioridad era la economía-- se sumó a abordar esa posibilidad en agosto en la rueda de prensa que ofreció tras la reunión con el Rey en Mallorca, pero volvió a cambiar el rumbo antes de la campaña de las elecciones al Parlamento catalán. Varios ministros de su Gobierno (entre ellos el de Exteriores, José Manuel García Margallo, y de Justicia, Rafael Catalá) se han sumado estos últimos meses a la necesidad de actualizar la Carta Magna.

El presidente del Gobierno instó al nuevo Ejecutivo catalán a "superar la fractura, la tensión y los enfrentamientos" de los últimos años y "sustituir el monólogo y la imposición unilateral por el diálogo constructivo y leal". En este sentido, volvió a recordar que su Gabinete ha apoyado la "viabilidad económica" de la Generalitat durante los años más duros de la crisis y lo seguirá haciendo si es necesario.

La portavoz de Convergència Democràtica, Marta Pascal, lamentó que Rajoy "no se plantee una respuesta al mandato democrático" de las urnas, informa Fidel Masreal . "Es de una miopía política extraordinaria", denunció.