Mariano Rajoy pretende recuperar parte de la organización del partido que más réditos le reportó al Partido Popular de José María Aznar cuando estaba en la oposición. Se trata de depositar el peso de la presencia pública del PP en un Gobierno en la sombra , con dirigentes especializados en cada área que hagan un marcaje férreo de cada ministerio socialista.

Ese esquema deja fuera a los barones territoriales del partido, ya que Rajoy desea que los secretarios ejecutivos de área o ministros en la sombra --podrían llegar a la docena-- tengan una dedicación exclusiva y fuerte presencia mediática. Los líderes autonómicos deberán buscarse otro hueco, que podría ser el de los vicesecretarios, si Rajoy decide incluir esa figura en su dirección.

Antes de que Aznar llegara a la Moncloa, nombres como los de Luis Ramallo, Federico Trillo, Loyola de Palacio, Angel Acebes o José María Michavila se convirtieron en los puntales de una oposición muy beligerante. Cada uno se centró en cazar a un ministro: Ramallo se especializó en el caso Roldán , Acebes en el GAL, y Trillo en Filesa o la ley Corcuera . Aunque ya no estén sobre la mesa esos asuntos, Rajoy cree que el sistema sigue siendo válido.

NOTORIEDAD PUBLICA Fuentes cercanas al líder del PP comentan, a modo de ejemplo de lo que no hay que hacer, que cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la Moncloa, los ciudadanos tenían en mente pocos nombres que sonaran como posibles ministrables . La intención de Rajoy es que ese Gobierno en la sombra adquiera notoriedad pública, lo que no significa que fueran sus ministros en el hipotético caso de que ganara las elecciones.

La figura de los vicesecretarios, que parecía descartada, ahora recupera fuerza, aunque Rajoy será quien tenga la última palabra en el congreso del próximo fin de semana.

Angel Acebes será, después de Rajoy, quien mande en el partido. Pero su labor, según las fuentes consultadas, será muy interna. El desgaste sufrido por el exministro del Interior después de la gestión de los atentados terroristas del 11-M y su paso por la comisión de investigación parlamentaria aconseja apartarlo de los focos informativos, pero sin restarle poder dentro del PP.