Demasiado combustible para tan poco recorrido. Mariano Rajoy se mostró ayer visiblemente molesto por cómo se desarrolló en el Congreso de los Diputados el debate de su proposición no de ley para extender a toda España el referendo sobre el Estatuto catalán. Uno tras otro, todos los grupos parlamentarios le acusaron de enfrentar a Cataluña con España y se quedó solo defendiendo la idea de que el Estatuto pone en cuestión el Estado y la igualdad entre los españoles.

El dirigente popular recordó que cuatro millones de firmas le respaldaban y consideró que rechazarlas "en 5 minutos" supone "un desprecio" del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a la voluntad de una gran parte de los ciudadanos. El portavoz socialista, Diego López Garrido, resumió la propuesta del PP como "el antojo de una oposición desorientada".

SIN MENTAR EL PROYECTO Era difícil pero lo consiguió. Como hiciera en el mitin que pronunció en la Puerta del Sol el día de la Constitución, no pronunció ni una vez la palabra Estatuto. Después de defender en la tribuna que todos los españoles deben poder opinar sobre si quieren "conservar su nación, su soberanía y su unidad en las mismas condiciones en que estaban cuando José Luis Rodríguez Zapatero accedió al poder", Rajoy comentó con ironía ante la prensa "la altura del debate". Estaba enfadado porque ni Zapatero ni los primeros espadas del resto de partidos --a excepción del PSOE-- le dieron la réplica. Así que el líder conservador optó por repetir sus argumentos y augurar "una proliferación de estados y de poderes paraestatales".

Dijo que esta "voladura del consenso constitucional y escamoteo fraudulento de la soberanía" no va a quedar así, porque él no da "el asunto por terminado". Por ello, anunció que el primer punto de su programa electoral cuando se vuelva a presentar a las elecciones para presidir el Gobierno será "afirmar la España constitucional y la igualdad de derechos y deberes de todos los españoles".

Con ello, Rajoy adelantó lo que, a su juicio, se va a dilucidar en las próximas elecciones generales: el modelo de Estado. Pero introdujo confusión cuando se le preguntó si prometía promover la derogación del Estatuto catalán. El líder del PP no quiso avanzar "la fórmula jurídica" que buscará para "plasmar" la unidad de España y únicamente apuntó que la dará a conocer "a su debido tiempo".

"CUESTIONAR LA UNIDAD" Las acusaciones por parte de todos los grupos parlamentarios fueron duras. López Garrido le reprochó azuzar el enfrentamiento territorial en su afán de "desgastar al Gobierno" y de "poner en cuestión la unidad de España al querer someterla a referendo". Desde CiU, Jordi Xucl le echó en cara que haya "abierto heridas, roto puentes y, de paso, se haya autolesionado", por lo que le recomendó abandonar "la estrategia suicida". Xucl dio por hecho que el PP acabará abrazando la reforma de la Carta catalana aunque "el reloj de la historia siempre les hace llegar tarde", remachó.

Ya en precampaña del referendo catalán, convocado para el próximo 18 de junio, Joan Herrera, de IU-ICV auguró una "ola de síes " que arrasarán con las pretensiones del PP y avisó a la derecha de que no podrá mantener el mismo discurso "cuando llegue el Estatuto balear".

Agustí Cerd , de ERC, acusó a Rajoy de querer "sacrificar una parte por el todo", en alusión a Cataluña, para sacar votos en el resto de España. También en clave prerreferendo, dejó clara la distancia entre el no de Esquerra y el que pide el PP: "Nosotros, al menos, nos hemos movido pero ustedes, desde el principio, impasible el ademán".