El líder de la oposición, Mariano Rajoy, decidió ayer que el atentado de ETA no iba a cambiar su agenda. Tenía previsto intervenir, sobre las 11.30 horas, en una conferencia organizada en Madrid para presentar la reforma constitucional que llevará en su programa electoral. Y así lo hizo. Cuando Rajoy salió al escenario, ya le había llamado Zapatero. Sabía que había un guardia civil muerto y otro herido en Francia, y que el presidente había suspendido el acto que pensaba celebrar en un hotel madrileño. Aun así, se acercó al atril e informó a los presentes de lo sucedido.

"¡Viva la Guardia Civil!", gritó alguien desde el público. "¡Viva!", respondieron los demás, mientras el presidente del PP transmitía el apoyo de su organización a los familiares del fallecido y del herido, a la institución a la que pertenecían y al Ejecutivo "para derrotar a ETA". A continuación, minuto de silencio y una ristra de propuestas para reformar la Carta Magna. Entre otras, designar magistrados del Tribunal Constitucional que se mantengan en el cargo hasta la jubilación (72 años, como eméritos). Es decir, hacer extensivo el criterio que rige para otros tribunales, evitando el carácter singular del Constitucional, en el que se está nueve años y cuya composición se renueva por tercios cada cuatro años.

EVITAR LA ESPAÑA CONFEDERAL Rajoy comenzó su intervención avisando de que, si gana las elecciones, tiene la intención de favorecer un Estado "viable" y "reconstruir el solar" que, en su opinión, deja Zapatero con la rotura de todos los consensos". Aseveró que es momento de aclarar competencias, dado que hay "un prurito enfermizo por ejercer autoridades atomizadas" y existe "el peligro de que desaparezca de España cualquier atisbo de lo que pueda considerarse política española". "Podemos llegar a una situación tan absurda que la soberanía del pueblo español, es decir, la propietaria del país, quien manda, hace y deshace en España, no esté en condiciones ni de mandar, ni de hacer ni de deshacer", enfatizó.

Y, para tratar de evitar esa "situación absurda" o que, "a la chita callando, se cambie la España de las autonomías por una confederal", continuó, se hace necesario introducir "correcciones"; reforzar las instituciones del Estado y "dar rango constitucional" a la práctica del consenso, según sentenció