A Mariano Rajoy estar en la oposición sí le ha cambiado. Si en mayo trasladaba a José Luis Rodríguez Zapatero su "disposición al diálogo" sobre las reformas de la Constitución y los estatutos, ayer, en la Moncloa, Rajoy se declaró "muy preocupado" por este debate territorial e instó al presidente a zanjarlo de inmediato. En vísperas del congreso de su partido que lo aupará a la presidencia, el secretario general del PP aprovechó la cita con Zapatero para radicalizar su perfil como jefe de la oposición.

Sólo Zapatero y Rajoy saben el tono que en verdad presidió su entrevista de ayer, de apenas una hora y cuarto de duración. Porque el presidente confesó a su entorno que el encuentro había sido tan distendido como el anterior, pero ante las cámaras el líder del PP deslizó la impresión contraria. Tal vez porque Rajoy volvía a la Moncloa --a petición propia y por segunda vez desde que la ocupa Zapatero-- sólo para intentar demostrar que el PP tiene claro su proyecto de Estado y que el PSOE, en cambio, carece de modelo.

"He entrado en la reunión preocupado y salgo muy preocupado". Esta frase resume la consigna que Rajoy quería vocear aprovechando los altavoces de la Moncloa, donde proclamó que el Gobierno "no sabe qué hacer" con el modelo de Estado y ha convertido la negociación presupuestaria con sus socios de ERC en "un auténtico zoco".

LOS INTERROGANTES En rueda de prensa, Rajoy desgranó las preguntas que, según su versión, Zapatero se negó a responderle. Todas pivotaron en torno a las "declaraciones, rectificaciones y contradicciones de los miembros del Gobierno" sobre la reforma territorial: si alguna autonomía gozará de derecho de veto en el remozado Senado; si la Constitución definirá a España como "nación de naciones" o si distinguirá qué comunidades son nacionalidades y cuáles regiones; si una mejora de la financiación autonómica dañará la solidaridad territorial...

Adelantó Rajoy que el PP se opondrá a todas estas posibilidades, y también denunció que este debate territorial está generando una "incertidumbre letal" para España y exigió al presidente que pacte con el PP los límites del proceso. La réplica de Zapatero, según la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega, cobró forma de invitación, pues le pidió de nuevo que el PP se sume al proceso de reformas constitucionales en vez de "aislarse" del resto de partidos.

De la Vega recordó a Rajoy que el debate territorial tiene un calendario fijado, que deja las reformas estatutarias en manos de los respectivos parlamentos, limita la modificación de la Constitución a cuatro puntos y la pospone hasta el final de la legislatura. De ahí que, según la vicepresidenta, Zapatero emplazase al líder del PP a participar en este debate sin "descalificaciones".

LA SOMBRA DE AZNAR De hecho, al ser preguntado por su predisposición a participar en las reformas, Rajoy repitió el mismo mensaje que en su última visita a la Moncloa: que el PP no cree necesario abrir este proceso pero que, una vez planteado, participará en todas las discusiones que se inicien. Lo que no quiso aclarar es si en su cambio de postura ha influido José María Aznar, que ya rechazó cualquier reforma territorial.