Mariano Rajoy reaparecerá mañana en la escena política para asistir a la toma de posesión del presidente de Navarra, Miguel Sanz. Irá como invitado, pero aprovechará para pronunciarse sobre la permanencia de UPN al frente del Gobierno de Navarra, una cuestión que pilló al líder del PP de vacaciones. Pese a que la dirección del PSOE en Madrid forzó al PSN a renunciar a pactar con Nafarroa Bai en favor de UPN y que la cuestión navarra centró durante meses el discurso del PP, hasta mañana no se conocerá la opinión de Rajoy al respecto.

La última intervención pública del líder del PP fue el pasado 31 de julio, en la localidad malagueña de Mijas. Se trataba de un acto de partido que pretendía felicitar el crecimiento de los conservadores en la localidad y no tuvo más trascendencia. Por ese motivo, entre sus propias filas ya hace días que se discutía la necesidad de que Rajoy saliera de nuevo a la palestra, sobre todo después de que José Luis Rodríguez Zapatero haya multiplicado sus apariciones públicas.

Solo en la primera semana de agosto, el presidente del Gobierno visitó Canarias para preocuparse por el efecto de los incendios; Barcelona, después del apagón; despachó con el Rey en Palma de Mallorca y recorrió Parla (Madrid) para arropar al alcalde Tomás Gómez, elegido recientemente líder de los socialistas madrileños. Y ayer, en plenas vacaciones, ofreció un mitin en Jerez.

MITIN EN GALICIA La intensidad desplegada por el jefe del Ejecutivo antes de retirarse a descansar con su familia en Doñana preocupaba a algunos miembros del Partido Popular. El temor era trasladar la sensación de "jefe medio desaparecido" mientras el PSOE mantenía viva la iniciativa. Algunos de sus dirigentes, en cambio, consideraban acertado que Mariano Rajoy se mantuviera apartado y ofreciera al final de sus vacaciones --en su tradicional mitin en el pazo de Quintero da Cruz de Ribadumia (Pontevedra)-- el dibujo de un panorama estival salpicado de problemas... y las ideas para resolverlos.