La dirección del PP está satisfecha con la dimisión del ministro Mariano Fernández Bermejo. Considera que su estrategia de denunciar una posible "connivencia" entre Bermejo y el juez Garzón para urdir una supuesta "trama contra el PP" ha calado en una parte de la opinión pública. Y que, si consiguen mantenerla viva al menos unos días más, podría servir para amortiguar electoralmente el tremendo golpe que les ha supuesto la aparición de la trama de corrupción que investiga el juez Baltasar Garzón. Por eso, Rajoy seguirá alentando esa teoría al menos hasta final de campaña, según fuentes del PP.

No obstante, los populares dedicarán ahora sus energías a exigir explicaciones directamente al presidente del Gobierno, ya que insisten en que en la cacería que compartieron Fernández Bermejo y Garzón se conspiró para diseñar toda una operación política y judicial cuya víctima, según argumentan, sería el principal partido de la oposición. Además, seguirán arremetiendo contra el magistrado de la Audiencia Nacional.

SEGUNDO OBJETIVO: GARZON Los conservadores se saben en manos de Garzón. A él y al tiempo que tarde en reincorporarse a la Audiencia (se recupera de un ataque de ansiedad que sufrió el viernes) está supeditado el momento en que se conozca el nombre de los aforados --miembros del PP-- implicados en el sumario. Ya ha trascendido que en esa lista están el presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, y algunos exconsejeros y parlamentarios de Madrid. Y que el magistrado está a punto de pasar el caso a los tribunales de justicia valenciano y madrileño, sin descartar el Supremo si resultase afectado algún diputado o senador.

Pero ese paso que está a punto de dar Garzón, los populares quieren presentarlo ante la opinión pública como un triunfo propio. Por eso siguen exigiendo que se inhiba de la investigación y le amenazan con denunciarle por prevaricación si no lo hace de inmediato. El magistrado lo hará de oficio, pero los populares asegurarán que lo ha hecho por la presión del PP.

UN PARAGUAS PARA EL PP Así, en la recta final de la campaña autonómica en Galicia y Euskadi, Rajoy y los suyos quieren sugerir que si Bermejo se va y Garzón se inhibe del caso de corrupción, será porque, "como decía el PP", algo tenían que ocultar. ¿Servirá eso para frenar el escándalo de corrupción que les persigue? No, como ellos mismos reconocen, aunque se congratulan de haber encontrado un "paraguas" para protegerse, aunque sea mínimamente, en medio de semejante temporal.

De hecho, en el PP se afirma que Rajoy está dispuesto a tomar represalias contra aquellos dirigentes que estén "de verdad" vinculados a la red de corrupción. "Hará lo que tenga que hacer, pero eso será a partir del 2 de marzo", recalcan en el partido.

Está por ver si Rajoy logra aguantar hasta después de las elecciones para abordar, en serio, la corrupción. De momento, se dedica a pasearse por Galicia y hablar de Bermejo. "Era una dimisión obligada", comentó. Su responsable de Justicia, Federico Trillo, avanzó que seguirán preguntando por la cacería a Zapatero en el Congreso. Los populares, ayer, estaban de subidón.