Si una imagen vale más que mil palabras, un anuncio también puede valer más que un discurso. Mariano Rajoy recurrió a ambos para presentar su estrategia de aquí a las elecciones generales. Y es que antes de pronunciar su primer discurso como reelegido presidente del PP, las pantallas del escenario proyectaron un espot de poco más de un minuto en el que reafirmaba su compromiso con "el partido, el diálogo, los valores y España", y todo ello desde "el centro del corazón".

Una declaración de principios formulada para consumo interno pero pensada también para atraer ese voto moderado que tanto anhela el líder del PP. A los suyos les dedicó poco tiempo, pero el suficiente para reclamar a los sectores críticos que no ahonden en la división, pese a que haya excluido de su nuevo equipo a los dirigentes más afines al aznarismo y a Esperanza Aguirre. "El partido lo componemos todos. No voy a prescindir de nadie. No podría. Necesito a todos y, con la mayor humildad, solicito la ayuda de todos".

Rajoy pretende pasar página y dejar solo para las hemerotecas las últimas tensiones vividas, las mismas con las que, según sus mismas palabras, "han disfrutado" los medios de comunicación. En el repaso a sus 30 años de militancia política y con la mirada puesta en el futuro aseguró que "los sinsabores" han valido la pena. Una confesión que venía precedida de un agradecimiento al expresidente José María Aznar, que ayer, a diferencia del día anterior, se quedó a escuchar su discurso.

EL "DESVARIO" DE ZAPATERO Rajoy sabía que su intervención de ayer había creado expectación dentro pero también fuera del PP, y por eso la mayor parte de su discurso estuvo centrado en criticar al Gobierno. Después de semanas dedicado a administrar silencios o a responder a compañeros de partido, subió al atril dispuesto a demostrar que no ahorrará ni tiempo ni argumentos para criticar al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. El líder popular se comprometió a practicar una oposición "exigente, vigilante y constructiva" para ayudar a "encontrar el rumbo" a un Gobierno que, en su opinión, está "desvariando".

GUIÑO A LOS ELECTORES El objetivo de Rajoy es "convencer a mucha gente" de que España "necesita" que el PP regrese al poder. Entre otros motivos, según el presidente del PP, para dar una respuesta clara a la crisis económica. Presumió de capacidad de gestión y la contrapuso a la "desidia" del Gobierno, al que acusó de engañar a los ciudadanos. "Nadie, que yo sepa, discute nuestra eficacia. Todo el mundo sabe que con nosotros se vive mejor", proclamó, tras asegurar que el PP es "eficaz, fiable, dispuesto a trabajar en serio y a decir siempre la verdad".

Pero, además de garante de la economía, Rajoy recuperó su discurso más tradicional, aunque con un tono menos agresivo que en épocas pasadas y reiterando su disposición a llegar a pactos de Estado tanto respecto al modelo territorial como a la lucha antiterrorista y a la protección social. Se comprometió a buscar los acuerdos siempre que no superen el marco constitucional.

Si la pasada legislatura el mismo Rajoy centró su labor de oposición en la crítica a la estrategia antiterrorista del PSOE, ayer demostró un tono más conciliador, al afirmar que el PP "apoyará todas las medidas que contribuyan a la derrota de los asesinos". Eso sí, con advertencia incluida: "Pero estaremos vigilantes y seremos muy exigentes para que no vuelvan a las andadas".

Asimismo, presentó al PP como el partido que puede proteger "la unidad" de España y la "igualdad" de derechos entre todos los ciudadanos.