El PP es consciente de que el nuevo curso político tiene una primera cita en Galicia, ante el inminente adelanto electoral que podría decidir mañana mismo el presidente de la Xunta, el socialista Emilio Pérez Touriño. Y el presidente de los populares, Mariano Rajoy, se aferra al gran problema que atenaza ahora al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el nuevo modelo de financiación autonómica, para buscar también la complicidad del electorado gallego. Desde Vigo, Rajoy no dudó, incluso, en ser comprensivo con la tesis del PSC al considerar que los socialistas catalanes hacen bien en pedir que se aplique el Estatuto catalán, porque es una ley vigente, obviando que el PP mantiene un recurso contra el texto en el Constitucional.

El líder del PP reprochó a Zapatero haber abierto "la caja de los truenos", y argumentó que Touriño apoyó el Estatuto catalán y que ahora los socialistas gallegos no pueden suscribir el modelo que defiende Cataluña: "Los propios socialistas han creado un problema, y ahora sus compañeros de Cataluña exigen que se cumpla la ley", aseguró, reclamando al presidente del Gobierno, que hoy, precisamente, visita las obras del AVE en Galicia, que resuelva el enfrentamiento entre territorios.

IMPULSO NOTABLE La dirección del PP sabe que unos buenos resultados en Galicia otorgarían a Rajoy un impulso notable, tras la situación crítica que vivió el partido en el congreso de junio. Quiere trasladar el mensaje de que las elecciones gallegas solo tendrán un componente autonó- mico, pero no se esconde que pueden constituir un duro golpe para los socialistas.

Prueba de ello sería el adelanto electoral. Según fuentes socialistas, Touriño podría avanzar los comicios para finales de octubre. Mañana adoptará una decisión. Con ello se aseguraría que las elecciones autonómicas no se verían inmersas en otras consultas electorales, al tiempo que evitaría que la crisis económica haya afectado aún con más virulencia a Galicia.

En cambio, si agotara el mandato, las gallegas coincidirían con las europeas, previstas para junio del 2009. Y las vascas, si el lendakari, Juan José Ibarretxe, no las adelanta, se convocarán para la primavera del 2009. Ante esa situación, un adelanto electoral puede favorecer a los socialistas gallegos, que formarían Gobierno, de nuevo, con el BNG. El PP, pues, está interesado en que se agote la legislatura. Rajoy y su candidato a la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, lanzaron ayer un argumento que también han hecho suyo los nacionalistas gallegos: si hay elecciones anticipadas, Galicia no tendrá interlocutor en la negociación con el Estado para un pacto financiero.

Y aunque el Partido Popular ha hecho lo propio en otras autonomías, como Cataluña, donde impuso el líder a la dirección catalana, tanto Rajoy como Núñez Feijóo reprocharon al presidente gallego que se incline ante los intereses de la cúpula socialista en Madrid.