Rodrigo Rato rehusó ayer bromear con la elección de Rajoy como sucesor de José María Aznar, a pesar de que los dos dirigentes que lo precedieron en la tribuna, Jaime Mayor Oreja y Javier Arenas, sí lo hicieron. Ambos lamentaron no ser los últimos en tomar la palabra, con el argumento de que Rajoy ganó la carrera de sucesión gracias a que habló el último en un acto previo a su designación.

Arenas, que intervino ayer en segundo lugar, confió en que la "apuesta por el centro" de Rajoy le reporte algún beneficio. Rato no entró en el juego.