La adjudicación de la política exterior de la Generalitat de Cataluña al vicepresidente, el republicano Josep Lluís Carod-Rovira, ha sembrado inquietud y recelo en el Ministerio de Exteriores. La diplomacia española teme la reproducción de incidentes relacionados con la proyección internacional de Cataluña como los que menudearon en la anterior legislatura.

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, pidió días atrás al president , José Montilla, que extreme el celo en este terreno, según fuentes conocedoras de la conversación. Montilla trató de disipar los recelos del titular de Exteriores con el argumento de que los líderes de la reconstituida coalición tripartita han asumido sin fisuras que no pueden permitirse incurrir en los errores de la anterior legislatura y han hecho propósito de enmienda.

El presidente de la Generalitat hizo hincapié en su conversación con Moratinos en su firme determinación de no permitir la más mínima indisposición gratuita con el Gobierno central, ni en el ámbito de la proyección exterior ni en ningún otro. Fuentes socialistas aseguran, en este sentido, que a Montilla no le temblará el pulso a la hora de atajar "de inmediato y de forma contundente" cualquier actuación o iniciativa de su Gobierno que contravenga dicha determinación.

CONTROL PERSONAL En el primer Gobierno tripartito, la política exterior comenzó bajo el mando de Carod, aunque duró poco más de un mes, justo el tiempo que el dirigente republicano se mantuvo como conseller en cap. Carod dirigirá ahora desde la vicepresidencia la promoción y la cooperación exterior de la Generalitat. No obstante, Montilla se ha reservado el control personal sobre la delegación catalana ante la Unión Europea. La inquietud de Exteriores se fundamenta en los diversos incidentes ocurridos en la legislatura anterior en relación con la proyección exterior de Cataluña.