El PSOE y el PP dejaron plantado ayer a Manuel Marín, el presidente del Congreso, cuando pidió a todos los grupos parlamentarios que confirmaran con solemnidad, en un pleno, su disposición a cambiar el Reglamento de la Cámara en el próximo semestre, para hacerlo más plural y más ágil. Los dos grandes partidos prefirieron reservarse la posibilidad de postergar de nuevo la reforma, como viene sucediendo desde hace casi 16 años, en función de sus conveniencias políticas.

Marín convocó a la Comisión de Reglamento con la intención de que los debates sobre la reforma se realicen con publicidad. El presidente no ha ocultado que es imposible abordar una reforma reglamentaria diciendo una cosa en el grupo de trabajo que la estudia, cuyo funcionamiento es secreto, y actuando en público de forma diferente.