El atentado contra la Ertzaintza puso ayer al rojo las ya tensas relaciones entre los sindicatos de la policía vasca, que desde hace meses plantean reivindicaciones en materia de seguridad, y el Gobierno vasco. Portavoces de las centrales se reunieron y emplazaron al consejero de Interior, Javier Balza, a celebrar un encuentro "en un plazo máximo de 24 horas" para desbloquear la situación.

El Departamento vasco de Interior respondió con una escueta nota pidiendo a los sindicatos que "cambien su actitud de aislarse y negarse a participar" en las reuniones que se convocan para abordar las medidas de seguridad de los ertzainas. Adujo, además, que el agente herido en el brazo calificó de "adecuadas" las medidas, tanto por la utilización del chaleco antibalas como por las precauciones adoptadas.