El retorno de Manuel Chaves a la primera fila de la política nacional ha cogido con el pie cambiado a muchos dirigentes políticos, especialmente socialistas, que no ocultan su sorpresa por la forma brusca con la que se ha reabierto un debate, el sucesorio, para el que todavía quedaban unos pasos. La previsible sustitución por el actual consejero de Hacienda, José Antonio Griñán, amigo personal de Chaves, supone pilotar el barco de forma tranquila hasta las elecciones autonómicas del 2012, en las que de verdad se verá si el PSOE-A accede al cambio generacional que exigen desde Madrid.

En público, los altos cargos socialistas guardan mutismo absoluto sobre los cambios en el Ejecutivo central y autonómico, para que sean los respectivos presidentes quienes anuncien las modificaciones. Pero en privado, aclaran que el debate sucesorio se abre de golpe y por parte del propio Chaves, que en los últimos meses se esforzó no pocas veces por acallarlo, ante el desequilibrio que eso supondría en un partido que aún no estaba preparado para ello. Y es que, más allá de las peleas internas entre las distintas familias, el peso del dirigente andaluz todavía se nota demasiado en el principal feudo socialista: muchos no han conocido otro presidente en 19 años.

DECISION AUTONOMA Lo único que pone de acuerdo a las distintas familias es que el sucesor se decidirá en Andalucía, y no en Madrid. Chaves ha tratado de aplazar el conflicto poniendo como recambio a José Antonio Griñán, quien no ocultaba su desinterés por el cargo y alegaba que no era posible, al ser ambos de la misma edad. Griñán, que viene avalado por su fama de buen gestor, supone un periodo de serenidad y "cambio tranquilo" en un momento en el que el PSOE pretende visualizar que su mayor preocupación es la crisis económica.

No obstante, en el partido discrepan acerca de si Griñán es el candidato idóneo para los próximos comicios, y se prefiere aplazar el debate para evitar dar alas a la oposición.

La marcha de Chaves deja otro damnificado por el camino: el consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, cuyo futuro empiezan a plantearse algunos sectores. Rival político de Griñán, paradójicamente será quien asuma las riendas de la Junta de forma temporal hasta que, como manda el reglamento, la presidenta de la Cámara regional proponga al consejero de Hacienda como candidato y sea elegido por mayoría absoluta en un plazo de dos semanas.

RESPALDO CATALAN Mientras, los socialistas catalanes fueron los únicos que ayer se atrevieron a romper la ley del silencio impuesta por José Luis Rodríguez Zapatero. Con toda la cautela e insistiendo en que es al presidente del Gobierno a quien compete la reforma del Ejecutivo, el PSC dejó entrever su satisfacción por la anunciada remodelación. Los socialistas catalanes argumentaron que los cambios permiten abrir nuevas etapas y que acostumbran a servir para dar un impulso. De los nombres que baraja Zapatero, el que más gusta en los cuarteles del PSC es el del presidente de la Junta, Manuel Chaves, que ocuparía una nueva vicepresidencia dedicada a la política territorial. Los socialistas catalanes ven positivo que haya sufrido las dificultades que existen entre las autonomías y la Administración central.

Según fuentes del PSC, si Zapatero da a Chaves un rango de vicepresidente es que pretende potenciar la interlocución con los ejecutivos territoriales. Ayer más de uno ironizaba al afirmar que es alguien al que, a estas alturas, no hay que explicar que el PSC es un partido distinto al PSOE.