La consigna era estricta: ni una palabra a la prensa acerca de los horarios de los convoyes, la composición de las caravanas con material o soldados ni tampoco sobre los posibles incidentes que hayan podido sufrir durante el largo viaje. Cuatro BMR (vehículos blindados) junto a un jeep y una ambulancia de apoyo sanitario, esperaban ayer por la mañana en Abdaly, en el lado kuwaití de la frontera, para entrar de nuevo en Irak.

Debían escoltar a una treintena de camiones sin carga y a cuatro autobuses --"góndolas", en el argot militar de los militares españoles-- que, en su viaje de vuelta al emirato, deberán transportar material y hombres desde Base España. "Nos arriesgamos a ser arrestados si contamos algo", llegó a manifestar uno de ellos, que prefiere que su nombre no salga publicado.

Ganas de acabar

Rostros fatigados, ganas de estar ya de regreso en España y, por supuesto, tensión ante lo delicado de la operación Jenofonote, el repliegue de las tropas españolas destinadas en Irak que ha sido calificada por el Ministerio de Defensa español como una misión de "alto riesgo".

Entre bromas y medias verdades, el acento andaluz delata su origen: pertenecen al IV Tercio Alejandro Farnesio de la Legión, con base en Ronda (Málaga). Les espera un largo viaje de 12 horas que ya conocen bien, porque no es el primer convoy de material que escoltan entre Kuwait e Irak, por las polvorientas e inseguras carreteras iraquís, antes de llegar a Base España, en Diwaniya. Un recorrido que les obliga a atravesar el corazón de la rebelión shií contra las fuerzas ocupantes.

Incertidumbre

"Nos hemos levantado a las cinco de la mañana", explica el sargento Javier Muñoz, con la cabeza cubierta con un pañuelo y el rostro lleno de polvo del desierto. Este suboficial afirma no saber cuándo volverá a Kuwait para quedarse definitivamente y embarcarse en un avión hacia España: "No lo sabe nadie".

Medio en broma medio en serio, el alférez Gejo, que dirige el trasiego de vehículos, arranca la identificación de su uniforme en cuanto ve que los periodistas le prestan atención y toman notas de su apellido. Con el mismo mutismo de los demás soldados, el alférez esquiva las preguntas incómodas y pone a sus hombres en tensión.

"Todo el mundo se pone los chalecos antibalas", ordena. El reglamento les exige protegerse con el chaleco en cuanto cruzan la frontera y se adentran en territorio iraquí.

"¿Estamos todos? Adelante". El alférez Gejo da paso en primer lugar a un BMR. Después, a varios camiones, que le siguen envueltos en una densa nube de polvo. En menos de cinco minutos, todo el enorme convoy, compuesto por una cuarentena de vehículos, entre camiones, autobuses y blindados, ya está en marcha hacia Diwaniya.

Camiones turcos

Muchos de los autobuses y camiones que viajan protegidos por los vehículos acorazados tienen conductores de nacionalidad turca.

La caravana se dispone de manera que los BMR queden intercalados entre los civiles. A la cola del largo convoy circulan un último BMR y el vehículo que presta apoyo sanitario. Los legionarios del IV Tercio Alejandro Farnesio cuentan ya las horas para regresar a Ronda.