El Comité Ejecutivo Popular cerró ayer filas en torno al órdago que Mariano Rajoy lanzó, el sábado, a UPN: si hay abstención --y no respaldo-- en la votación a la enmienda a la totalidad que los populares planean presentar a los presupuestos, habrá ruptura del pacto de colaboración que ambas formaciones mantienen desde hace años. Eso conllevaría que el PP podría instalarse, de forma autónoma, en Navarra. O lo que es lo mismo: robar apoyos a los foralistas navarros y dividir el voto conservador. "Resulta de extrema gravedad que UPN se desvincule del PP en un asunto tan esencial para España y Navarra", sostiene la resolución aprobada por el PP.

Dicho documento respondía, oficialmente, a la posición adoptada por Unión del Pueblo Navarro, el viernes, en una tensa reunión. Tensa porque no todos los integrantes de esa formación comparten la estrategia de su presidente, Miguel Sanz. Pero son minoría los que, en UPN, prefieren votar la enmienda de rechazo a las cuentas públicas que propone Rajoy. Son pocos, aunque relevantes: entre otros, los dos diputados que tienen integrados en el Grupo Popular en el Congreso. ¿Se saltarán la disciplina de voto que impone UPN o protagonizarán el último paso hacia la ruptura? Está por ver. De momento, juegan a la ambigüedad. Ayer, uno de ellos, Santiago Cervera, se encargó de leer en el Comité Ejecutivo del PP, y en nombre de UPN, el acuerdo sobre la abstención. Después, explicó que él no comparte la decisión y que hará lo que se espera de él. Los populares le aplaudieron. Debieron entender que hará lo que ellos esperan, y no lo que aguardan los compañeros de Navarra.