Como la situación internacional lo requería, esta vez el Rey y el príncipe de Asturias no permanecieron callados. Durante la recepción en el Palacio Real, en conversación con sus invitados, ambos mostraron su inquietud ante la crisis financiera internacional, pero expresaron su confianza en que Europa sea capaz de dar una respuesta coordinada. Poco antes de que comenzara en París la cumbre del Eurogrupo, Juan Carlos y Felipe hicieron patente su opinión y no se fueron por las ramas, como suele ocurrir durante sus charlas informales. El jefe del Estado deseó que "Europa consiga coordinarse para hacer frente a la crisis", aunque reconoció, en todo caso, que no queda otro remedio que "aguantar el tirón".

DECEPCION Como el pasado fin de semana, tras la minicumbre de Italia, Francia, Reino Unido y Alemania, cada país tiró por su lado, Felipe lamentó esa descoordinación y expresó su confianza en que la reunión celebrada en la tarde de ayer consiguiera resultados más eficaces.

Para ultimar los preparativos de ese encuentro a 15 en París, José Luis Rodríguez Zapatero no acudió a la recepción del Palacio Real. Al término del desfile, regresó de inmediato a la Moncloa, un hecho que al Monarca le pareció del todo adecuado ante las preguntas por parte de algunos de los invitados. Sí acudió a la recepción la plana mayor del Gobierno, encabezada por la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, quien abrió la línea de saludos a la familia real. Faltó el ministro de Economía, Pedro Solbes, que estaba en Washington, en la sede del Fondo Monetario Internacional (FMI). En cuanto a las instituciones del Estado, la ausencia de muchos líderes autonómicos volvió a confirmarse.

CONJETURAS No fue sorpresa que al paso del nuevo presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar, se dispararan nuevas conjeturas sobre los motivos que pudieron inducir a Zapatero a proponerlo para el cargo. En varios corrillos del más alto nivel se daba por seguro que el acuerdo para la nueva financiación autonómica está muy próximo, y que será el Tribunal Constitucional, en su composición actual, el que se pronunciará en muy breve espacio de tiempo sobre el Estatuto de Cataluña. Su todavía presidenta, María Emilia Casas, no faltó a la cita en el Palacio Real. Cuando aún no se ha apagado la polémica acerca de la exclusión de los periodistas acreditados, los más de 100 periodistas invitados sí habrán podido explicar lo que vieron y oyeron.

Por otra parte, acostumbrada a un implícito pacto de silencio, la Zarzuela no se rasga las vestiduras ante la nueva situación de críticas. Temas como la censura del secretismo de los gastos de la Casa del Rey y los ataques de la derecha más extrema al Monarca configuran el paisaje inédito sobre el hecho de que la Corona sigue su camino.